En una historia que une deporte, inclusión y superación personal, un padre y su hijo con trastorno del espectro autista transformaron sus vidas a través de la bicicleta. Durante el Tour Azul Rosario-Buenos Aires en abril, este dúo enfrentó un accidente que no detuvo su espíritu indomable. A pesar de fracturarse el codo, Santi participó en el evento final junto a su padre, demostrando que los límites pueden empujarse siempre hacia adelante.
En una soleada mañana del pasado mes de abril, mientras recorrían los caminos entre Rosario y Buenos Aires para promover la conciencia sobre el autismo, Santi sufrió un percance. Este joven, diagnosticado con trastorno del espectro autista, mostró una resiliencia admirable al continuar presente en el evento culminante frente al Teatro Colón, incluso después de sufrir una fractura en el codo. Su padre, Juan Zemborain, orgulloso y emocionado, destacó cómo esta experiencia reforzó aún más su conexión y compromiso con la causa.
Juntos han viajado más de 16.000 kilómetros, cruzando desafíos como la Cordillera de los Andes y el Camino de Santiago en España. Desde pequeños, cuando Santi comenzó a pedalear en un triciclo, hasta hoy, donde ambos lideran la asociación "Empujando Límites", su vínculo ha crecido convirtiéndose en un puente de inclusión para muchas familias en Argentina.
Este año, sin embargo, las autoridades les negaron acceso a ciertas rutas, forzándolos a tomar caminos alternativos que resultaron ser menos adecuados para su bicicleta tándem. Aunque esto provocó el accidente, no disminuyó su entusiasmo ni su dedicación a la causa.
Desde Miramar, donde descubrieron las posibilidades del ciclismo adaptado, hasta eventos internacionales como el Camino de Santiago, Santi y Juan han inspirado a miles con su mensaje de superación personal y colectiva.
Actualmente, su proyecto "Empujando Límites" busca donar bicicletas adaptadas por todo el país, fomentando la participación activa de personas con discapacidad en actividades deportivas.
Desde un simple triciclo hasta convertirse en embajadores de la inclusión, esta pareja demuestra que el verdadero progreso comienza desde casa, con familias dispuestas a romper barreras y abrir nuevos horizontes para todos.
La historia de Santi y Juan es un recordatorio constante de que el cambio empieza en nuestras propias acciones. Al animarnos a salir de nuestra zona de confort y apoyar iniciativas como las suyas, podemos crear un mundo más inclusivo y solidario.
Como periodista, me inspira ver cómo historias personales pueden tener un impacto tan profundo en comunidades enteras. Nos enseñan que los límites no están hechos para ser cruzados, sino para ser empujados continuamente hacia adelante.