Descubre por qué este icónico local se ha convertido en un referente para todos los públicos

Desde que llegó a Ferrol hace más de dos décadas, Liliana ha transformado su experiencia en hostelería en una historia de éxito. Hoy, la Cafetería Bolera Bentley no solo es un punto de encuentro, sino también un testimonio de cómo la pasión y el esfuerzo pueden cambiar vidas y comunidades enteras.

UN VIAJE DE RESILIENCIA Y ESFUERZO

La trayectoria de Liliana Vargas es un ejemplo de superación personal y profesional. Proveniente de Colombia, esta empresaria enfrentó numerosos desafíos al mudarse a España con tres hijos pequeños. Sin embargo, su determinación nunca flaqueó. «Cuando llegué aquí, todo era incierto», recuerda mientras describe sus primeros años trabajando en cocinas y como camarera en diferentes establecimientos de Cabanas y Pontedeume. Fue precisamente una mala experiencia laboral lo que le impulsó a dar un giro inesperado a su vida.

«Decidí montar mi propio negocio con mi hermana en Fene. Fue una etapa difícil, pero aprendí mucho sobre gestión y atención al cliente», explica. Con el tiempo, su confianza creció hasta que tomó la decisión de apostar por la Cafetería Bolera Bentley. «Al principio, temía no encajar en este nuevo entorno, pero pronto me di cuenta de que el público estaba dispuesto a recibirme con los brazos abiertos», asegura con orgullo.

REINVENTANDO UN ICONO LOCAL

El encanto del Bentley radica en su capacidad para adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Liliana reconoce que cuando adquirió el negocio, necesitaba una actualización. «Hace siete años, cuando llegué, decidí inclinarme hacia los juegos y actividades nocturnas. Creí que era importante ofrecer algo diferente», menciona. Su visión dio frutos rápidamente, atrayendo tanto a jóvenes como a familias completas.

Este cambio estratégico incluyó la modernización de las instalaciones y la incorporación de nuevas atracciones. Desde máquinas recreativas hasta billares y futbolines, cada detalle fue cuidadosamente seleccionado para garantizar una experiencia memorable. «Quiero que mis clientes se sientan cómodos y disfruten de todo lo que ofrecemos», enfatiza. Además, la ampliación del horario de apertura —de siete de la mañana a cinco de la madrugada— permitió consolidar el Bentley como un destino versátil para cualquier ocasión.

SUPERANDO PRUEBAS Y VOLVIENDO CON MÁS FUERZA

El camino de Liliana no estuvo exento de obstáculos. Hace tres años, una batalla contra el cáncer puso a prueba su fortaleza. «Fue un momento muy duro, pero también una oportunidad para reevaluar mis prioridades», reflexiona. Durante ese período, su marido asumió temporalmente la responsabilidad del negocio, demostrando el valor del apoyo familiar en momentos críticos.

Recuperada, Liliana regresó con renovadas energías y ambiciones aún mayores. El año pasado llevó a cabo una completa renovación del local, mejorando las pistas de boliche y actualizando el diseño interior. «Sentía que era necesario darle un aire fresco al Bentley para seguir siendo relevante en el mercado», afirma. Esta inversión no solo benefició a sus clientes, sino también a ella misma, reforzando su conexión emocional con el lugar.

EL PODER DE LAS RELACIONES COMUNITARIAS

Más allá de ser un negocio lucrativo, la Cafetería Bolera Bentley es un símbolo de integración y pertenencia dentro de la comunidad de Ferrolterra. Liliana destaca el papel fundamental que han jugado las personas locales en su proceso de adaptación. «Siempre estaré agradecida con aquellas familias que me acogieron desde el principio. Especialmente con los abuelos de mi hija, quienes me brindaron apoyo incondicional», comparte con emoción.

Hoy, esa gratitud se extiende a través de iniciativas que promueven el bienestar colectivo. Liliana utiliza activamente las redes sociales para conectar con su audiencia, compartiendo contenido que refleja la cultura y tradiciones de la región. «Espero seguir contribuyendo positivamente a este lugar que ahora considero mi hogar», concluye con optimismo.

UN LEGADO QUE TRASCENDE GENERACIONES

Entre sus visitantes habituales, destacan figuras emblemáticas como Carmen Raña, la anterior propietaria de la bolera. Su relación con Liliana evidencia el impacto duradero que este espacio ha tenido en la comunidad. «Carmen y su familia siguen siendo parte importante de nuestra historia. Escuchar sus recuerdos nos ayuda a mantener viva la memoria de este lugar», señala.

Las historias compartidas por Carmen son un recordatorio de la importancia de preservar espacios culturales únicos. Desde campeonatos organizados en la década de los 70 hasta encuentros con extranjeros que recalaban en la ría, cada anécdota añade capas de significado al presente del Bentley. «Me encanta ver cómo el local sigue siendo un punto de referencia para tantas personas», comenta Liliana con satisfacción.