En el universo de las empresas familiares, una tendencia peculiar emerge en el ámbito de la moda española: mientras algunas segundas generaciones impulsan los negocios heredados, otras deciden forjar su propio camino. Este fenómeno ha dado lugar a un florecimiento de startups lideradas por descendientes de reconocidas familias empresariales del sector textil. Marcas como Bimba y Lola, Gimaguas, Paloma Wool, Lonbali y Zalio x Desigual son ejemplos de cómo estas nuevas generaciones están marcando su territorio con propuestas innovadoras y visiones únicas. A través de enfoques digitales, sostenibilidad y colaboraciones artísticas, estas firmas han logrado posicionarse no solo en España, sino también en mercados internacionales.
Entre las historias destacadas se encuentra la de María y Uxía Domínguez, hijas de uno de los cofundadores de Sociedad Textil Lonia y sobrinas del célebre diseñador Adolfo Domínguez. Ellas crearon Bimba y Lola, una marca que combina sofisticación y modernidad desde su fundación en 2005. Su éxito se refleja en más de 300 puntos de venta repartidos por 52 países y una facturación que alcanzó los 234 millones de euros en 2024. Sin embargo, la trayectoria no está exenta de desafíos; recientemente, María decidió apartarse de la gestión diaria para explorar nuevos proyectos.
Otro caso notable es el de Claudia y Sayana Durany, cuya infancia marcada por viajes internacionales inspiró la creación de Gimaguas en 2018. Esta firma catalana destaca por su carácter artesanal y colaboraciones con artistas contemporáneos. Con una facturación de casi cuatro millones de euros en 2022, Gimaguas sigue expandiéndose hacia mercados clave como Estados Unidos y Reino Unido.
Paloma Lanna representa otra faceta de esta dinámica. Proveniente de una familia dedicada al textil desde hace décadas, fundó Paloma Wool a los 23 años, convirtiendo su pasión por la moda en una empresa comprometida con la sostenibilidad. La transformación estética de la marca en 2022, cuando adoptó un enfoque minimalista, consolidó su posición entre las favoritas de la generación Millennial. En 2024, cerró con una facturación de 17 millones de euros y proyecta seguir creciendo mediante la apertura de tiendas permanentes.
Marc Caballé junto a sus hermanas Soledad y María Álvarez llevan adelante Lonbali, una marca de marroquinería personalizable nacida en 2016. Inspirada en tres ciudades icónicas (Londres, Barcelona y Bali), la empresa ha experimentado un crecimiento significativo, con un aumento del 41% en su facturación durante 2024. Para 2025, esperan superar los siete millones de euros en ventas.
Por último, Gala Meyer, hija del fundador de Desigual, incursionó en el mundo de la joyería con Zalio. Su colaboración con Desigual resultó en una colección sostenible lanzada en 2022, compuesta por piezas exclusivas disponibles tanto online como en tiendas físicas seleccionadas.
Estas iniciativas demuestran cómo la siguiente generación no solo hereda legados empresariales, sino que también redefine los límites de la creatividad e innovación dentro de la moda. Desde diseños artesanales hasta estrategias digitales avanzadas, estas marcas están dejando huella en un sector competitivo y cambiante. Su capacidad para adaptarse a nuevas demandas globales asegura un futuro prometedor para la industria textil española.