En una época donde la moda rápida domina las tendencias, Patricia Eguidazu, experta en moda y autora del libro "El día que dejé de comprar ropa", invita a reflexionar sobre nuestra relación con las prendas. Su propuesta no solo busca reducir el consumo desmedido, sino también fomentar un vínculo más consciente con lo que vestimos. Según Eguidazu, para lograr este cambio es necesario preguntarse si utilizamos cada prenda al menos treinta veces, evitar comprar más de cinco prendas anuales y limitar el armario a no más de cuarenta piezas. A través de su experiencia personal y profesional, ella explica cómo romper con hábitos compulsivos y descubrir una nueva forma de ver la moda.
En Madrid, Patricia Eguidazu, una mujer de 39 años, ha dedicado gran parte de su carrera a explorar cómo nuestras decisiones de compra reflejan aspectos emocionales y ambientales. Hace cinco años, decidió dejar atrás la moda rápida y ultrarrápida, reemplazándola por una filosofía basada en la sostenibilidad emocional y física. Durante este tiempo, aprendió que muchas personas compran ropa impulsivamente debido a la ansiedad o al aburrimiento, adquiriendo incluso más de lo necesario.
Eguidazu subraya que un armario equilibrado puede satisfacer todas nuestras necesidades sin requerir constantes actualizaciones. Propone usar cada prenda como mínimo treinta veces para justificar su existencia. Además, critica conceptos populares como el "armario cápsula", considerándolo una herramienta de marketing diseñada para aumentar ventas, y defiende la importancia de adaptar los diseños a cuerpos reales.
Desde su perspectiva, lavar la ropa menos frecuentemente puede reducir significativamente su impacto ambiental, especialmente cuando se trata de tejidos sintéticos que liberan microplásticos. También recomienda vender prendas usadas en plataformas de segunda mano como Vinted, destacando cómo esta práctica revela la cantidad de ropa innecesaria que acumulamos.
Finalmente, Eguidazu anima a quienes buscan cambiar sus hábitos a mantener todo su guardarropa visible durante todo el año, eliminando la tradición de cambiarlo según las estaciones. Esta estrategia ayuda a aprovechar mejor lo que ya poseemos y a evitar compras innecesarias motivadas por fluctuaciones climáticas.
Con estas ideas, Eguidazu cuestiona directamente a las marcas de moda, sugiriendo que deberían enfocarse en producir menos, informar mejor sobre quién es su cliente ideal y crear colecciones que atiendan diversas necesidades.
Desde mi perspectiva como lector, las palabras de Patricia Eguidazu no solo ofrecen una guía práctica para mejorar nuestros hábitos de consumo, sino que también nos invitan a reconsiderar cómo la sociedad valora la moda. Al priorizar la calidad sobre la cantidad y entender nuestro propio cuerpo y estilo, podemos liberarnos de la presión constante de estar "a la moda". Este enfoque no solo beneficia nuestro bienestar emocional, sino que también contribuye a proteger el medio ambiente.
Su mensaje es un recordatorio poderoso de que pequeños cambios en nuestra vida diaria pueden tener un impacto profundo. Adoptar una mentalidad más consciente respecto a la moda podría ser el primer paso hacia un mundo más sostenible, donde la belleza y la funcionalidad coexistan armoniosamente con la responsabilidad ambiental.