
El Valencia Basket experimentó una desafortunada eliminación tras perder ante el Hapoel Tel Aviv en un enfrentamiento cargado de polémica. Este duelo, que tuvo lugar en la Fonteta, dejó al equipo español sin un cupo directo a la Euroliga. La serie semifinal estuvo marcada por eventos extradeportivos significativos, incluyendo incidentes graves en Bulgaria durante el segundo partido.
La tensión continuó incluso después del último encuentro cuando los jugadores israelíes celebraron su victoria subiendo a las gradas, lo que provocó altercados con aficionados locales. Aunque medidas de seguridad se tomaron para proteger a ambos equipos, la ausencia inicial de fuerzas policiales exacerbó la situación.
Un Cruce Marcado por la Controversia
Desde el inicio, esta semifinal mostró signos de ser más que solo un juego de baloncesto. El primer partido en Valencia terminó con una victoria local, pero el segundo encuentro en Samokov trajo consigo tensiones políticas y sociales debido a la ubicación del partido fuera de Israel. Estos factores influyeron en cómo se desarrollaron los acontecimientos dentro y fuera de la cancha.
En Samokov, el ambiente ya era tenso antes del silbato inicial. El desplazamiento masivo de hinchas israelíes hacia una ciudad búlgara relativamente pequeña generó una atmósfera cargada de rivalidad. Los cánticos ofensivos resonaron durante todo el partido, culminando en incidentes post-juego donde miembros del Valencia fueron insultados sin protección adecuada. Esto llevó al club a adoptar medidas restrictivas para el tercer partido, limitando la venta de entradas a los seguidores rivales.
Altercados Post-Juego Escalan la Tensión
Tras la conclusión del tercer partido, los ánimos volvieron a caldearse cuando algunos jugadores del Hapoel decidieron acercarse a sus aficionados en las gradas. Esta acción fue percibida como una provocación por parte de los aficionados locales, quienes aún resentían los incidentes previos en Bulgaria.
Los minutos siguientes fueron de incertidumbre mientras la seguridad privada intentaba controlar la situación hasta la llegada de la policía nacional. Los rifirrafes entre jugadores y aficionados evidenciaron la alta carga emocional acumulada durante toda la serie. Este episodio refleja cómo los deportes pueden convertirse en un escenario donde se proyectan conflictos más amplios, afectando tanto a jugadores como a espectadores. Finalmente, aunque el triunfo deportivo perteneció al Hapoel Tel Aviv, la verdadera derrota quedó marcada por los actos de violencia y falta de respeto mutuo.
