
El partido entre Movistar Estudiantes y Naturavia Morón demostró que enfrentarse a un equipo sin presión puede ser tanto una ventaja como un desafío. A pesar de estar ya descendido, el equipo andaluz mostró un carácter valiente que complicó la victoria para los locales, quienes finalmente prevalecieron con un marcador de 87-70. La clave del triunfo estuvo en la capacidad del Estudiantes para aprovechar su superioridad física y técnica, especialmente en el tercer cuarto, donde lograron abrir una brecha significativa.
La rotación efectiva y la profundidad del banquillo del Estudiantes fueron determinantes frente a un rival que, aunque luchador, no pudo mantener el ritmo durante todo el encuentro. El regreso de Devin Schmidt y la destacada actuación de Kravic también marcaron diferencias en el desarrollo del juego.
Superioridad Local en el Juego Interior
El primer aspecto que definió el rumbo del partido fue la dominancia en el juego interior por parte del Movistar Estudiantes. Desde el inicio, su capacidad para penetrar y anotar cerca del aro les permitió construir una ventaja sólida que luego ampliaron gracias a su eficiencia bajo los tableros.
El equipo local supo explotar las debilidades defensivas de un Naturavia Morón que, pese a sus esfuerzos, careció de consistencia en momentos clave. Durante el segundo cuarto, el Estudiantes incrementó su intensidad, liderado por Kravic, quien rápidamente se convirtió en una amenaza constante con su habilidad para capturar rebotes ofensivos y convertirlos en puntos fáciles. Este dominio continuó creciendo hasta alcanzar un margen considerable antes del descanso, dejando claro que el control del juego interior sería crucial para decidir el resultado final.
Resurgimiento Visitante y Control Final
Aunque el Naturavia Morón parecía superado tras una racha devastadora en el tercer cuarto, mostró una notable recuperación en los minutos finales. Su capacidad para adaptarse tácticamente y encontrar oportunidades desde larga distancia les permitió acortar distancias, generando algo de tensión en las gradas del Movistar Arena.
En un intento por revivir el partido, el equipo andaluz ajustó su estrategia y comenzó a capitalizar errores del rival. Sin embargo, esta reacción fue insuficiente ante un Estudiantes que, aunque tambaleó, nunca perdió completamente el control del juego. Los locales mantuvieron su calma, gestionando cuidadosamente el cronómetro mientras buscaban consolidar su ventaja. Esta mezcla de experiencia y juicio estratégico aseguró que cualquier avance visitante fuera neutralizado rápidamente, sellando así la victoria con un marcador satisfactorio.
