Después de una tensa espera provocada por las medidas proteccionistas anunciadas por Estados Unidos, un ambiente de calma ha comenzado a extenderse por los mercados financieros internacionales. La decisión de la administración Trump de posponer temporalmente la implementación de aranceles y negociar con ciertos socios comerciales ha generado optimismo entre inversores y operadores. Este cambio estratégico, junto con la positiva temporada de resultados corporativos y señales de intervención económica por parte del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal, ha impulsado índices bursátiles en Europa y Estados Unidos, marcando una recuperación significativa.
En los días posteriores al anuncio inicial de guerra arancelaria, quedó claro que muchas incógnitas seguían sin resolver. Sin embargo, la pausa de tres meses concedida por Washington para iniciar negociaciones ha sido vista como un gesto positivo. Sectores previamente afectados, como las tecnológicas y manufactureros, han reaccionado favorablemente, liderando ganancias en diversos índices europeos. El Ibex 35 español, por ejemplo, mostró avances cercanos al 2%, gracias principalmente al desempeño de entidades bancarias, empresas energéticas y siderúrgicas.
El efecto positivo no se limitó únicamente a España. En toda Europa, las bolsas experimentaron subidas superiores al 2%. Los principales indicadores, como el EuroStoxx 50, se acercaron nuevamente a niveles previos a la crisis comercial. Alemania, Francia e Italia también registraron importantes recuperaciones, consolidando esta tendencia alcista. Un factor clave en este repunte fue la confianza renovada en las instituciones monetarias globales. La Fed ya había anticipado su disposición a intervenir si fuera necesario, mientras que el BCE podría anunciar próximamente nuevos recortes en las tasas de interés dentro de la zona euro.
En cuanto a los activos refugio, el oro continúa siendo un valor seguro, cotizando sobre los 3.246 dólares la onza. Por otro lado, el precio del petróleo Brent permanece estable bajo los 65 dólares por barril, lo que sugiere una disminución en la volatilidad global. Asimismo, la deuda soberana alemana muestra signos de ajuste, con inversiones reduciéndose ligeramente tras actuar como refugio durante la incertidumbre anterior.
La postura más flexible adoptada por EEUU, junto con las expectativas de apoyo monetario, ha creado un clima propicio para la recuperación de los mercados. Con estas señales alentadoras, tanto Europa como otras regiones financieras parecen preparadas para enfrentar futuros desafíos con mayor confianza. Esta nueva dinámica podría marcar el inicio de un período de estabilidad relativa en el ámbito económico internacional.