El fin de las vacaciones escolares se acerca, y con él llega la necesidad de prepararse para un nuevo ciclo académico. Este cambio puede generar cierto estrés tanto en los niños como en los padres. La psicóloga Carolina Reyes Cristi, fundadora del Colegio Monteluz, ofrece valiosas recomendaciones para facilitar esta transición. En este artículo, exploramos cómo implementar estrategias que promuevan el bienestar emocional y familiar durante este período.
En los días previos al inicio del año escolar, es crucial adoptar medidas que ayuden a los pequeños a adaptarse gradualmente a su nueva rutina. Según Reyes Cristi, experta en Psicología Educativa, establecer un horario organizado es fundamental. Esto incluye definir tiempos específicos para actividades diarias como despertarse, comer o realizar tareas. Además, sugiere crear espacios de comunicación abierta dentro del hogar, donde cada miembro pueda expresar sus sentimientos y expectativas sobre el regreso a clases.
Para hacer este proceso más ameno, la especialista propone incorporar elementos lúdicos. Por ejemplo, diseñar un tablero visual donde se plasmen las nuevas responsabilidades de cada integrante de la familia. También recomienda iniciar un diario de emociones, permitiendo que los niños registren sus pensamientos y deseos para este año. Juegos y desafíos diarios pueden ser una excelente manera de "ensayar" las futuras actividades, fomentando así una adaptación positiva.
Finalmente, la experta enfatiza la importancia de compartir momentos en familia, como desayunos o cenas juntos, lo que permite conversar sobre las experiencias relacionadas con este cambio. Simular un día de prueba con los horarios definitivos ayuda a anticipar cualquier dificultad y realizar ajustes necesarios antes del gran día.
Desde una perspectiva periodística, estas recomendaciones resaltan la relevancia de planificar y comunicarse efectivamente para garantizar una vuelta a clases sin complicaciones. Al adoptar estas estrategias, las familias pueden transformar un potencial momento de estrés en una oportunidad para fortalecer los lazos y promover el desarrollo personal de los niños. Este enfoque no solo mejora la adaptación escolar sino también la cohesión familiar, creando un ambiente propicio para el éxito académico y emocional.