En Hermosillo, padres y madres de familia manifiestan su preocupación ante los recurrentes episodios de violencia alrededor de la Escuela Secundaria número 6. Estas situaciones han llevado a las autoridades educativas y de justicia estatal a reforzar medidas de seguridad tras un incidente viralizado el pasado 12 de marzo, donde una alumna fue agredida fuera del plantel. Este caso ha generado debate sobre la responsabilidad tanto de las familias como de las instituciones educativas en prevenir este tipo de conflictos.
En medio de un clima de inquietud, Mirna Bringas, madre de una estudiante de segundo grado, expresó que esta problemática no es nueva, ya que ha enfrentado situaciones similares con sus hijos anteriores. “Esto viene desde los hogares”, señaló Bringas, destacando la importancia de una educación preventiva desde casa. Por su parte, María Cecilia Sías Ponce subrayó la falta de confianza en dejar a sus hijos en el entorno escolar debido a la persistencia de estos problemas durante años. Otro testimonio proviene de Claudina Valencia, quien relató un conflicto reciente entre su hija y una compañera, dejando entrever un ambiente hostil dentro y fuera del plantel.
Abigail Gutiérrez, tía de un alumno de primer año, describió cómo la fama de conflictividad de la escuela se ha extendido incluso más allá de sus muros. Enfatizó que aunque las patrullas están presentes, su intervención parece limitada. Finalmente, Javier Navarro, abuelo de una estudiante, confirmó que las peleas entre estudiantes son cada vez más frecuentes, ocurriendo aproximadamente cada quince días. Los entrevistados coincidieron en que estas situaciones también afectan otras instituciones educativas de la ciudad.
Desde una perspectiva periodística, este fenómeno refleja una necesidad urgente de coordinación entre familias, escuelas y autoridades para abordar las causas profundas de la violencia juvenil. La prevención comienza en el hogar, pero requiere apoyo constante y comprometido por parte de todas las partes involucradas. Solo así se podrá garantizar un entorno seguro y propicio para el desarrollo integral de los jóvenes.