En un panorama de incertidumbre financiera, las principales divisas de América Latina sufrieron depreciaciones considerables el jueves. A pesar del debilitamiento del dólar a nivel global y la pausa en los aranceles anunciada por Donald Trump, los inversores permanecieron cautelosos. Este escenario se reflejó en movimientos negativos tanto en divisas como en índices bursátiles regionales.

El peso mexicano mostró una caída significativa al cotizarse en 20,4090 unidades por dólar, marcando un retroceso del 1,01%. Este cambio contrasta con su desempeño previo, cuando había registrado su mayor avance diario en cinco años tras decisiones políticas favorables desde Estados Unidos. Mientras tanto, los operadores aguardaban expectantes la divulgación de la minuta del Banco de México sobre su reciente decisión de reducir la tasa de interés clave.

En Brasil, el real también experimentó pérdidas, depreciándose un 1,45% frente al dólar estadounidense. Este movimiento coincidió con una baja del índice Bovespa, que descendió un 0,82%. Por otro lado, Argentina no quedó exenta de este clima adverso; allí, el peso perdió valor mientras el índice Merval sufría un desplome del 3,9%, luego de un día volátil que incluyó fluctuaciones extremas entre pérdidas y ganancias.

Otras monedas de la región tampoco escaparon de esta tendencia bajista. El peso chileno registró una ligera pérdida del 0,07%, acompañada por una caída del principal índice bursátil local. Similarmente, Colombia vio cómo su moneda se depreciaba un 0,42%, afectando también a su mercado accionario. Finalmente, Perú cerró el día con un descenso del sol peruano y un ajuste negativo en su índice líder de valores.

Este comportamiento refleja una creciente preocupación entre los inversionistas acerca de la estabilidad económica regional y mundial. Aunque algunos factores externos parecen ofrecer cierta esperanza, la volatilidad continúa siendo una constante para las economías latinoamericanas.