En los últimos cinco años, marcados por diversas crisis y cambios políticos, la percepción del empresariado español ha experimentado una notable transformación. Un estudio reciente realizado por Funcas revela que, a pesar de la creencia generalizada de que el papel de los empresarios es crucial para el desarrollo económico, estos se sienten cada vez menos reconocidos socialmente. La investigación, basada en encuestas a 404 empresarios y 60 entrevistas personales, muestra un aumento en el pesimismo respecto a cómo son vistos por la sociedad. Aunque algunos sectores ven mejorías, la mayoría considera que su imagen se ha deteriorado significativamente.
El contexto socioeconómico y político ha influido profundamente en esta percepción. Los empresarios atribuyen parte de este cambio a la retórica política y mediática, que a menudo presenta a los empresarios como responsables de problemas sociales. En contraste con la visión de sí mismos, muchos empresarios creen que están al mismo nivel o incluso por encima de sus homólogos internacionales en términos de compromiso y riesgo. Sin embargo, la sociedad española parece tener una opinión diferente, percibiendo a los empresarios principalmente de manera negativa. Esta disparidad entre la autopercepción y la percepción externa ha llevado a un sentimiento de descontento y frustración entre los empresarios.
El estudio también destaca la ambivalencia que sienten los empresarios hacia España como lugar de inversión y operaciones. Aunque reconocen el potencial del país, señalan limitaciones importantes como la fiscalidad, la burocracia y la regulación laboral. Por otro lado, valoran aspectos positivos como la calidad del capital humano y la seguridad jurídica. Este equilibrio entre fortalezas y debilidades refleja una actitud pragmática frente al liberalismo radical, buscando un equilibrio entre la libertad económica y la regulación necesaria.
Además, los empresarios muestran cierta autocrítica, reconociendo que algunos comportamientos poco éticos dentro de su comunidad han contribuido a la mala imagen. Sin embargo, también destacan la importancia de la responsabilidad social y la gestión efectiva de recursos humanos para mejorar su reputación. El estudio sugiere que una mayor transparencia y compromiso con la ética podrían ayudar a cerrar la brecha entre la percepción interna y externa del empresariado.
En definitiva, el análisis de Funcas pone de manifiesto una situación compleja donde los empresarios españoles enfrentan desafíos significativos en términos de reconocimiento social y percepción pública. Para revertir esta tendencia, es necesario un diálogo constructivo entre el sector empresarial, la política y la sociedad civil. Este proceso podría fomentar un entendimiento más equilibrado y favorable hacia el papel de los empresarios en el desarrollo económico y social del país.