La experta en neurociencia Nicole Vignola ha explorado un fenómeno clave que afecta nuestra forma de ver el mundo y nuestro equilibrio emocional. Este sesgo, arraigado en nuestras raíces evolutivas, condiciona la manera en que procesamos las experiencias cotidianas. Según sus explicaciones, este mecanismo cerebral está diseñado para priorizar información negativa como parte de una estrategia de supervivencia ancestral. "Nuestros antepasados necesitaban identificar rápidamente cualquier amenaza para protegerse", menciona Vignola, lo cual explica por qué nuestros cerebros tienden a enfocarse más en los peligros potenciales que en los aspectos positivos.
En la actualidad, esta predisposición puede generar distorsiones perceptivas que afectan nuestro bienestar psicológico. La autora destaca cómo este sesgo puede llevarnos a interpretar la vida como más adversa de lo que realmente es. En su obra Rewire: Cómo trabaja tu cerebro y cómo cambiarlo, profundiza sobre cómo podemos utilizar principios de la neurociencia para transformar patrones automáticos de pensamiento. A través de ejemplos prácticos, describe cómo esta tendencia hacia lo negativo se manifiesta en diversas áreas, como la memoria o la interpretación de eventos diarios.
Afortunadamente, existen formas efectivas de contrarrestar este sesgo. Al adoptar prácticas conscientes de pensamiento positivo, podemos entrenar nuestra mente para equilibrar esta inclinación natural. Investigaciones científicas respaldan esta idea, demostrando que los acontecimientos negativos tienen un efecto más profundo y duradero en comparación con los positivos. Sin embargo, al incorporar hábitos deliberados de reflexión positiva, es posible reconducir nuestras percepciones y mejorar nuestra calidad de vida. Este enfoque no solo nos ayuda a entender mejor cómo funciona nuestro cerebro, sino que también ofrece herramientas prácticas para fomentar un estado mental más saludable y optimista. Vivir con conciencia y equilibrio se convierte así en una posibilidad realizable para todos.