Un reciente estudio realizado por el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Umeä en Suecia, ha revelado que los progenitores cuyos hijos se encuentran sin trabajo experimentan un mayor número de síntomas depresivos. Este fenómeno es especialmente pronunciado en países donde el sistema de bienestar social es menos robusto y la familia juega un papel crucial en el apoyo a sus miembros. El análisis abarca a más de 14,000 personas mayores de 50 años en ocho naciones europeas.
Este estudio innovador examina cómo el desempleo de los jóvenes afecta psicológicamente a sus padres, una perspectiva que rara vez se ha explorado. En general, los resultados muestran que los progenitores de jóvenes desempleados presentan niveles más altos de depresión comparados con aquellos cuyos hijos tienen empleo estable. Este efecto es particularmente significativo en países como España, Italia, Polonia y la República Checa, donde las políticas sociales son menos protectoras.
Los investigadores encontraron que en estos países, los padres tienden a asumir una carga adicional para apoyar económicamente a sus hijos desempleados. Esta situación puede llevar a un aumento en los síntomas de depresión, especialmente cuando los progenitores tienen un nivel educativo bajo. Por ejemplo, en España, las madres con menor educación experimentan un incremento significativo en los síntomas de depresión, superando incluso el umbral clínico. Los autores atribuyen este fenómeno a la falta de recursos y al estrés adicional que implica ayudar a los hijos en situaciones laborales precarias.
El estudio también destaca diferencias notables entre los países analizados. Mientras que en Francia no se observan variaciones significativas en los síntomas de depresión entre padres de jóvenes empleados y desempleados, en otras regiones europeas el impacto es evidente. Los países con sistemas de bienestar menos desarrollados, como España e Italia, muestran una correlación más fuerte entre el desempleo juvenil y la salud mental de los padres.
Además, el nivel educativo de los padres influye considerablemente en su respuesta emocional al desempleo de sus hijos. Los padres con mayor formación académica parecen ser menos propensos a desarrollar síntomas de depresión, posiblemente debido a que disponen de más recursos para mitigar los efectos negativos del desempleo. En contraste, aquellos con menor educación experimentan un aumento de hasta un 23% en los síntomas depresivos. Este hallazgo sugiere que la capacidad de enfrentar y resolver problemas económicos está estrechamente relacionada con el capital cultural y económico de los padres.