La década actual ha sido testigo de eventos geopolíticos significativos que han alterado el orden mundial. La pandemia, la retirada de Afganistán, la invasión de Ucrania, la crisis energética y los ataques de Hamas a Israel han exacerbado una crisis de liderazgo global. A pesar de estos desafíos, el populismo sigue ganando terreno en las economías avanzadas, lo que amenaza con revertir décadas de progreso hacia sociedades abiertas y prósperas. El inicio de la presidencia de Trump marcó un cambio drástico en la política estadounidense, acelerando el proteccionismo y tensiones comerciales con aliados históricos. Este enfoque no solo pone en riesgo el libre comercio entre EEUU, Canadá y México, sino también la Alianza Transatlántica, que ha sido clave para el crecimiento económico desde la Segunda Guerra Mundial.
La filosofía "Make America Great Again" (MAGA) ha llevado a medidas proteccionistas que afectan directamente a la economía global. Los aranceles impuestos por la administración Trump han generado respuestas de China y otros países, lo que podría desencadenar una guerra comercial a gran escala. Estas acciones no sólo impactan negativamente en el crecimiento económico de EEUU, sino también en sus socios comerciales más cercanos. Si se extiende la tensión comercial, es probable que el PIB estadounidense disminuya significativamente, mientras que Canadá y México enfrentarían estancamiento o incluso recesión.
Las consecuencias económicas de estas políticas son profundas y duraderas. Según expertos del Peterson Institute for Economics, las nuevas tarifas podrían reducir el PIB real de EEUU en un 1,1% hasta 2029, lo que resultaría en una caída de la renta per cápita y del empleo. Además, el incremento de la inflación debido a los productos canadienses y mexicanos en la cesta de la compra estadounidense podría obligar a la Reserva Federal a mantener tasas de interés estables, limitando su capacidad de respuesta ante futuras crisis financieras. Estas medidas también podrían debilitar la competitividad e innovación que ha permitido a EEUU aumentar su PIB nominal respecto a la UE y China en más del 50% desde 2025.
El endurecimiento de la política exterior de EEUU bajo la filosofía MAGA ha creado un vacío de liderazgo que beneficia a potencias emergentes como China. América Latina y la región Asia-Pacífico podrían acelerar sus vínculos comerciales con Beijing para reducir su dependencia de EEUU. En Europa, esta situación podría exacerbar divisiones internas, especialmente en momentos de debilidad económica y crisis de liderazgo. Países como Hungría, Austria, Eslovaquia y Croacia ya muestran posturas divergentes sobre conflictos como la guerra en Ucrania.
Ante este escenario, Europa debe asumir un papel más activo en la defensa de las democracias liberales y las sociedades abiertas. La Unión Europea necesita fortalecer sus alianzas y promover una agenda que priorice la cooperación internacional y el multilateralismo. Esto no sólo ayudará a mitigar los efectos negativos de las políticas proteccionistas de EEUU, sino también a construir un orden mundial más estable y justo. Europa tiene la oportunidad de convertirse en un baluarte de estabilidad en un mundo cada vez más incierto y polarizado.