La conexión entre el mundo del fútbol y la realeza británica ha dejado una huella significativa en las últimas décadas. En 1997, durante un período de turbulencia para la Casa Real tras el fallecimiento de Diana de Gales, el entonces príncipe Carlos organizó un viaje a Sudáfrica que incluyó un encuentro con Nelson Mandela y las Spice Girls. Este evento marcó el inicio de una relación especial entre la familia real y el universo del entretenimiento y el deporte. Paralelamente, Victoria Adams, conocida como la "Spice pija", comenzaba su romance con David Beckham, jugador del Manchester United, cuya carrera brillante le valió honores reales en 2003.

Con el paso del tiempo, esta relación se fortaleció aún más. El papel de Beckham como embajador cultural y su participación en eventos reales se volvieron cada vez más frecuentes. Un hito destacado fue su participación en la candidatura del Reino Unido para albergar la Copa del Mundo de la FIFA, junto a los príncipes Guillermo y Harry. Esta colaboración culminó con una invitación a la boda de Guillermo y Kate Middleton en 2011, un momento que Becky describió como surrealista. Desde entonces, la familia Beckham ha estado presente en numerosos eventos reales, incluyendo la coronación de Carlos III y diversas iniciativas benéficas.

El compromiso de Beckham con causas reales se extiende más allá de las apariencias públicas. Como embajador de la Fundación del Rey Carlos III, ha dedicado esfuerzos a promover la sostenibilidad, el empoderamiento juvenil y la preservación de las artes tradicionales. Su nombramiento como representante de esta organización benéfica no solo refleja su respeto por la monarquía sino también su deseo de contribuir positivamente a la sociedad. Este vínculo simboliza un ejemplo de cómo el talento y el servicio pueden converger para crear un impacto duradero y constructivo en la comunidad.