En Mónaco, el Baile de la Rosa de 2025 marcó un hito en el calendario social con su temática "Sunset". Este evento benéfico, dirigido artísticamente por Christian Louboutin, transformó el salón en una atmósfera cálida y sofisticada. Aunque algunos looks brillaron por su originalidad y elegancia, otros se destacaron por su sobriedad o falta de impacto visual. Entre las protagonistas, destaca Alexandra de Hannover con un diseño teatral de Giambattista Valli, mientras que Carolina de Mónaco optó por una elección más conservadora.
Las interpretaciones estilísticas variaron considerablemente entre las invitadas. Charlene de Mónaco apostó por un vestido negro combinado con un sobrevestido asimétrico, mientras que Beatrice Borromeo deslumbró con un vibrante diseño rojo de Dior. Por otro lado, Carlota Casiraghi y su madre Carolina presentaron elecciones menos arriesgadas, lo que generó opiniones divididas entre los asistentes y seguidores del evento.
Christian Louboutin reinventó el ambiente del Baile de la Rosa 2025 con su visión vanguardista. Inspirándose en el atardecer mediterráneo, convirtió el salón en un espacio donde los tonos anaranjados y rosados predominaban, acompañados de detalles dorados que evocaban la transición diurna a la noche. Esta elección permitió a los asistentes explorar sus propias interpretaciones del dress code, aunque esta libertad también dio lugar a apuestas menos acertadas.
La dirección artística de Louboutin introdujo una dinámica única al evento. En comparación con años anteriores, donde temas como Bollywood o la estética disco definían claramente las opciones de vestuario, el tema "Sunset" dejaba más espacio para la creatividad personal. Sin embargo, esta flexibilidad resultó en una mezcla de estilos que oscilaban entre lo dramático y lo minimalista. Algunos lograron capturar la esencia cálida del ocaso, mientras que otros parecieron perdidos en la vastedad del concepto.
Entre los invitados, ciertas elecciones destacaron por su audacia y belleza. Alexandra de Hannover se robó el espectáculo con un impresionante vestido rosa pastel de Giambattista Valli, que combinaba delicadeza y volumen en perfecta armonía. Este diseño reflejó no solo su juventud, sino también su creciente confianza en el ámbito de la moda real. Por otro lado, Charlene de Mónaco sorprendió con un look inesperado que fusionaba simplicidad con elementos elaborados, demostrando su capacidad para adaptarse a diferentes estéticas.
Otras figuras también dejaron huella en la velada. Beatrice Borromeo, fiel representante de Dior, lució un vestido rojo que resaltaba su porte aristocrático, añadiendo energía y dramatismo a la noche. En contraste, Tatiana Santo Domingo prefirió un estilo romántico y bohemio, con un vestido satinado lleno de detalles florales sutiles. Mientras tanto, las decisiones más conservadoras, como las de Carolina de Mónaco y Carlota Casiraghi, aunque refinadas, carecieron del impacto esperado en un evento tan especial.