Una reconocida psicoterapeuta británica ha compartido sus perspectivas sobre la importancia de las interacciones personales y el impacto negativo que pueden tener las redes sociales en las relaciones familiares. Phillipa Perry, autora bestseller, enfatiza la necesidad de fomentar conexiones reales y advierte sobre los peligros de comparar a los niños en plataformas digitales. Su experiencia profesional le ha permitido observar cómo las dinámicas familiares se ven afectadas por estas nuevas tecnologías.
La experta destaca la relevancia de establecer vínculos significativos fuera del ámbito virtual. Según su criterio, las interacciones cara a cara son esenciales para desarrollar habilidades sociales sólidas. Las redes sociales, aunque útiles en algunos aspectos, no pueden sustituir la profundidad de un encuentro presencial. La autora compara esta situación con una dieta basada solo en bocadillos: puede parecer suficiente, pero carece de la nutrición emocional necesaria para una relación saludable.
Perry explica que durante más de dos décadas como psicoterapeuta, ha tenido la oportunidad de observar cómo las familias manejan las nuevas tecnologías. Su experiencia clínica le ha proporcionado invaluables conocimientos sobre las implicancias emocionales de la era digital. Ella sostiene que las relaciones verdaderamente nutritivas requieren tiempo, atención y presencia genuina. Las interacciones superficiales en línea no logran satisfacer estas necesidades fundamentales. Además, la autora sugiere que padres e hijos deben buscar momentos para desconectarse y centrarse en experiencias compartidas en el mundo real.
En este contexto, la autora aborda la forma en que las redes sociales influyen en la manera de ver a los hijos. Perry insta a los padres a considerar a sus hijos como seres únicos, más allá de simples proyectos o tareas pendientes. Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, y las comparaciones en línea pueden ser perjudiciales para su autoestima y crecimiento emocional.
La psicoterapeuta critica la tendencia actual de compartir hitos infantiles en grupos virtuales, lo cual puede generar competencias innecesarias entre padres. Perry propone que en lugar de buscar validación externa, los progenitores deberían concentrarse en apreciar el progreso individual de sus hijos. Ella recomienda limitar el uso de redes sociales y priorizar actividades que fomenten la intimidad familiar. La autora concluye que cada niño es un individuo con su propio camino de desarrollo, y que el verdadero desafío de la parentalidad radica en acompañarlos con amor y paciencia, sin caer en la trampa de las comparaciones artificiales.