En un mundo donde la adolescencia a menudo se percibe como una etapa desafiante, Diana Al Azem, fundadora de Adolescencia Positiva, ofrece una perspectiva diferente. A través de su experiencia y conocimientos, nos guía en cómo abordar este período con herramientas adecuadas y una actitud positiva. Este artículo explora las claves para entender mejor a los adolescentes, gestionar sus relaciones familiares y sacar provecho de esta etapa de vida.
En el corazón del otoño dorado de nuestras vidas, llega ese momento inevitable cuando nuestros hijos traspasan la puerta de la infancia y entran en la adolescencia. Este cambio puede ser turbulento, pero no tiene por qué ser temido. Diana Al Azem, experta en educación y creadora del proyecto Cumbre Adolescencia 360, sostiene que con preparación y comprensión, podemos transformar esta etapa en una oportunidad de crecimiento mutuo.
La adolescencia, lejos de ser solo un período de conflictos, es un tiempo de desarrollo emocional y cognitivo significativo. Los jóvenes buscan independencia y autenticidad, cuestionando normas establecidas y explorando nuevas identidades. Este proceso, aunque a veces doloroso para los padres, es esencial para el desarrollo saludable del adolescente.
Diana destaca la importancia de entender que el cerebro del adolescente está diseñado para separarse gradualmente del núcleo familiar, lo cual implica un rechazo natural hacia las figuras parentales. Sin embargo, esto no debe interpretarse como un rechazo personal, sino como parte del proceso evolutivo hacia la autonomía. Los padres pueden aprender a manejar estas dinámicas mediante técnicas de gestión emocional y comunicación efectiva.
Además, el rol de las tecnologías digitales en la vida de los jóvenes ha cambiado radicalmente la adolescencia moderna. Las pantallas y redes sociales han creado nuevos retos para los padres, quienes deben equilibrar la libertad con la seguridad. Diana sugiere introducir estos dispositivos de manera progresiva y con supervisión, enseñando responsabilidad desde el principio.
Como periodista, encuentro en las palabras de Diana Al Azem una valiosa lección sobre la importancia de la empatía y la adaptabilidad en la relación entre padres e hijos. La adolescencia, más allá de ser un desafío, es una invitación a redescubrirnos a nosotros mismos y a nuestro papel como guías. Nos recuerda que nuestros hijos, con su frescura y curiosidad, tienen mucho que enseñarnos sobre cómo vivir plenamente.
Este enfoque positivo hacia la adolescencia nos invita a ver este período no como una crisis, sino como una transición llena de posibilidades. Aprender a escuchar, a poner límites con firmeza pero sin rigidez, y a apreciar la singularidad de cada joven, puede convertir este viaje en una experiencia enriquecedora tanto para los padres como para los adolescentes.