En un trágico suceso ocurrido en Ensenada, Baja California, el hermano del popular influencer Markitos Toys fue asesinado brutalmente frente a testigos. Este crimen no solo sacude al ámbito familiar y digital, sino que también impacta las finanzas de una poderosa organización criminal. Las investigaciones apuntan hacia tensiones internas entre facciones rivales del Cártel de Sinaloa.

Detalles del Incidente

En una tarde soleada del 28 de marzo, Gael Castro Cárdenas, conocido como Gail Toys, disfrutaba de una comida con su esposa Brianda en el restaurante Vila Marina, ubicado en El Sauzal, municipio de Ensenada. Sin embargo, esta tranquila actividad se transformó rápidamente en tragedia cuando dos hombres sospechosos, sentados cerca de la pareja, comenzaron a seguirlos discretamente.

Cuando Gael se acercaba a su vehículo en el estacionamiento, los agresores abrieron fuego sin piedad, disparando más de veinte veces contra él. Aunque intentó escapar corriendo, recibió cinco impactos mortales y cayó justo en la entrada del restaurante. Según declaraciones oficiales, este ataque forma parte de una lucha por el control financiero entre facciones rivales del Cártel de Sinaloa.

El Semanario Zeta informó que la muerte de Gael afectará significativamente las operaciones económicas de Los Chapitos, ya que él estaba involucrado en actividades ilícitas relacionadas con el lavado de dinero. Las autoridades creen que detrás de este crimen podría estar La Familia Mayo, enemiga histórica de los hijos de Joaquín Guzmán Loera.

Perspectiva del Periodismo

Este caso resalta cómo las disputas criminales pueden extenderse incluso al mundo digital y mediático. La familia Castro Cárdenas, vinculada tanto al entretenimiento en plataformas como YouTube como a conexiones con figuras del narcotráfico, enfrenta ahora un escrutinio público inédito. Su reacción ante el asesinato de Gael, marcada por un silencio sorprendente, levanta interrogantes sobre sus verdaderas intenciones y lealtades.

Desde una perspectiva periodística, es crucial analizar cómo estas historias reflejan la compleja intersección entre influencia social, poder económico y violencia organizada. Este trágico evento nos recuerda que, aunque vivamos en tiempos digitales, las consecuencias de las acciones humanas siguen siendo profundamente tangibles y peligrosas.