En este contexto, es razonable considerar que Venezuela enfrenta una economía muy deprimida, con una producción petrolera en torno a los 800,000 barriles diarios (con posibilidad de disminuir aún más si se reaplican sanciones), y un sistema de precios internos dolarizados, desarticulados y altamente inflacionarios. Determinar cuál será la variable a atacar primero, con el objetivo de generar un efecto en cadena sobre el resto de la economía, representa un desafío clave.
Una posible estrategia sería impulsar la oferta, generando capacidades de demanda, y buscando el efecto multiplicador que pueda producir en el resto de las variables económicas. En una primera etapa posterior al chavismo, con un enfoque de economía de mercado liberal, será necesario balancear dos mercados diferenciados: uno dirigido al mercado tradicional y otro, de gran tamaño, orientado a la base de la pirámide social.
Además, es importante tener en cuenta el comportamiento y la percepción de los diferentes actores económicos, ya que en ocasiones pueden ser víctimas o impulsores de las variables económicas. Por ejemplo, al momento de abordar la deuda externa, se deben incorporar las perspectivas y preocupaciones de los diversos agentes involucrados.
En este enfoque, el análisis trasciende el modelo econométrico y se adentra en el ámbito sociológico, explorando cómo la gente se comporta y percibe la situación económica del país. Esto permite una comprensión más integral de la realidad venezolana y la formulación de estrategias más efectivas para su recuperación.
Asimismo, el rol del Estado debe ser el de un administrador de subsidios productivos, que garantice que los beneficios lleguen a los más necesitados, pero a cambio de su compromiso con la formación y el trabajo. De esta manera, se sentarán las bases para construir la nueva Venezuela, que se levantará desde los escombros dejados por el chavismo.
En resumen, la reconstrucción de la economía venezolana requiere un enfoque integral que considere tanto los datos y variables económicas, como la perspectiva de los diferentes actores involucrados. Solo a través de este abordaje multidimensional será posible diseñar e implementar estrategias efectivas que conduzcan a la prosperidad y el bienestar de la población venezolana, tanto en el presente como en el futuro.