El presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez realizó una visita significativa este jueves a la fábrica de automóviles Moskvich, ubicada en Moscú. Este recorrido forma parte de su agenda oficial en Rusia, donde se han establecido diversos acuerdos de cooperación entre ambos países. Durante el evento, destacó la importancia histórica y técnica de los vehículos Moskvich en Cuba, así como las nuevas perspectivas de colaboración mediante proyectos conjuntos, incluyendo la implementación de una flota de taxis en La Habana y Varadero.
En un día soleado y cargado de simbolismo, el mandatario cubano fue recibido por Serguéi Sobianin, alcalde de Moscú, quien lo acompañó durante el recorrido por las instalaciones modernizadas de la icónica factoría Moskvich. Esta planta representa uno de los ejes principales de la cooperación bilateral, especialmente con la introducción de vehículos Moskvich en el servicio público cubano. El presidente expresó su admiración por la durabilidad y resistencia de estos autos en Cuba, atribuyéndolo también al ingenio de los mecánicos locales.
Con motivo del 80 aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria, Sobianin entregó diez unidades Moskvich 6 como donativo para servicios sociales en La Habana. En su discurso, subrayó que aunque geográficamente separados, Cuba siempre ha sido un ejemplo de resiliencia para los ciudadanos de Moscú. Además, se anunciaron detalles sobre el envío inicial de 50 coches (25 Moskvich 3 y 25 Moskvich 3e eléctricos) destinados a operar en La Habana y Varadero, cuyo mantenimiento estará a cargo de una empresa mixta ruso-cubana.
Esta visita a la factoría Moskvich se enmarca dentro de otros encuentros realizados por el Jefe de Estado en San Petersburgo y Moscú, consolidando relaciones estratégicas entre ambas naciones.
Desde una perspectiva periodística, esta iniciativa refleja no solo la renovación de vínculos históricos entre Cuba y Rusia, sino también cómo la tecnología y la innovación pueden ser herramientas clave en la mejora de la calidad de vida en contextos específicos. Este intercambio demuestra que la colaboración internacional puede generar soluciones prácticas y sostenibles, incluso en sectores tan esenciales como el transporte urbano. Es un recordatorio de que el diálogo y el trabajo conjunto abren puertas hacia un futuro compartido más próspero.