



El enfrentamiento entre ambos equipos se desarrolló bajo una serie de circunstancias inesperadas que marcaron el curso del juego. Desde temprano, las lesiones comenzaron a afectar al equipo visitante: la baja de Kamar Baldwin por una fractura en el dedo y la salida prematura de Hall tras recibir un fuerte golpe durante el primer cuarto. A pesar de estas dificultades, el partido mantuvo su intensidad gracias a destacadas actuaciones individuales. En los minutos iniciales, Obasohan con máscara y Alston lideraron el ataque con precisión, estableciendo un marcador ajustado que reflejaba la paridad inicial.
En la segunda mitad del encuentro, el panorama cambió radicalmente cuando el conjunto catalán tomó ventaja aprovechando las debilidades defensivas del equipo contrario. Las rotaciones no lograron consolidar estrategias efectivas para el equipo vitoriano, mientras que los locales encontraban fluidez en sus jugadas ofensivas. Cate dominaba bajo el aro, y Alston continuaba sumando puntos cruciales antes de disminuir su producción en la fase final. La diferencia comenzó a gestarse lentamente, con Howard destacándose como figura clave en el ataque rival hasta alcanzar cifras significativas antes del descanso.
El esfuerzo colectivo prevaleció en el desenlace, demostrando cómo la perseverancia puede revertir adversidades. En el último periodo, Moneke recuperó su energía para contribuir decisivamente al triunfo local. Pese a una técnica polémica contra el entrenador catalán y un intento de remontada visitante liderado por Saint-Supery, el equipo anfitrión aseguró la victoria con acciones determinantes de Nikos Rogkavopoulos. Este resultado subraya la importancia de mantener la concentración incluso en situaciones complicadas, enseñándonos que el trabajo en equipo siempre encuentra su recompensa frente a las adversidades.
