En el corazón de la industria cinematográfica, un director se atreve a desafiar las normas establecidas. Brady Corbet ha emprendido un viaje audaz para revivir el formato VistaVision, utilizado por última vez hace más de seis décadas. Con una historia que abarca desde la posguerra hasta la formación de los Estados Unidos modernos, esta película no solo es un tributo técnico, sino también una exploración profunda de temas sociales y políticos contemporáneos.
En un otoño dorado, el cineasta Brady Corbet (nacido en 1988) decidió embarcarse en una empresa titánica: rodar una película utilizando el antiguo formato VistaVision, que no se había empleado ampliamente desde 1960. Este proceso, que combina dos negativos de 35 milímetros para crear copias de 70 con una resolución excepcional, fue famoso por directores como Alfred Hitchcock y Stanley Kubrick. El resultado final son 26 rollos de película que pesan 136 kilogramos y ofrecen una proyección de más de tres horas y media, incluyendo un intermedio musical.
Corbet, conocido por sus obras anteriores como "La infancia de un líder" y "Vox Lux", ha creado una epopeya contemporánea que se desarrolla tras la Segunda Guerra Mundial. La trama explora la devastación europea, la toxicidad del capitalismo y la identidad judía, todo ello entrelazado con una historia de amor y supervivencia. El protagonista, László Tóth, un arquitecto inmigrante, simboliza la lucha de muchos artistas judíos que huyeron de Europa durante el nazismo.
El rodaje, que duró ocho años y se realizó con un presupuesto modesto de diez millones de dólares, refleja la dedicación de Corbet a su visión artística. A pesar de las dificultades, incluyendo trabajar simultáneamente en otra producción, Corbet logró completar este proyecto ambicioso, que promete ser un hito en la historia del cine.
Desde una perspectiva personal, Corbet ve esta película como una oportunidad para cuestionar la nostalgia por la década de los 50 en Estados Unidos, una época marcada por el trauma oculto y la represión emocional. Además, explora cómo la arquitectura brutalista de posguerra refleja la psicología colectiva de la época, y cómo estas influencias continúan resonando en la sociedad actual.
Esta iniciativa de Corbet nos invita a reflexionar sobre el valor de la innovación en un mundo dominado por algoritmos y tendencias comerciales. Su elección de un formato obsoleto no solo es un homenaje al pasado, sino también un desafío a las convenciones actuales. Nos recuerda que, a veces, lo verdaderamente valioso puede encontrarse en los caminos menos transitados.
Además, la dedicación de Corbet a su arte, a pesar de las adversidades, sirve como un testimonio de la importancia de la perseverancia. En un sector cada vez más competitivo, donde se espera que los cineastas sean versátiles en múltiples disciplinas, su éxito subraya la necesidad de mantener la integridad creativa frente a las presiones externas.
Finalmente, la película de Corbet nos insta a considerar cómo las historias del pasado pueden iluminar nuestro presente y futuro. Al explorar temas tan diversos como la inmigración, la identidad y la tiranía ambiental, ofrece una narrativa rica y compleja que va más allá de los relatos simplificados y nos invita a ver el mundo en toda su complejidad.