La combinación de técnicas y sabores puede transformar una simple receta en una obra maestra culinaria. En un evento especial, dos destacados exponentes de la panadería, Alberto Laposse y Matteo Zega, se reunieron para compartir sus conocimientos y crear momentos inolvidables. Este encuentro no solo demostró el arte detrás de la elaboración de panes y pasteles, sino también cómo las culturas pueden entrelazarse a través del sabor.

El intercambio cultural entre Francia e Italia fue evidente en cada detalle. Durante el taller organizado en Piazza Pasticcio, los asistentes tuvieron la oportunidad de aprender sobre dos preparaciones icónicas. Por un lado, la tropezienne francesa, un brioche lleno de delicadeza y cremosidad, presentada por Alberto Laposse. Este panadero con raíces profundamente arraigadas en México, heredero de tradiciones familiares como El Globo y Garibaldi, compartió su experiencia al mostrar cómo lograr una masa que requiere paciencia y precisión. Por otro lado, Matteo Zega introdujo la focaccia italiana, un clásico versátil que celebra la simplicidad y los ingredientes frescos. Su enfoque único mezcla la influencia de cocinas galardonadas con estrellas Michelin y su amor por la gastronomía tradicional italiana.

Este tipo de colaboraciones va más allá de simples recetas; promueve la conexión humana y el valor de compartir habilidades ancestrales. Ambos chefs han dedicado su carrera a enseñar y transmitir su pasión por la cocina. A través de talleres regulares, Laposse en San Miguel de Allende y Zega en Ciudad de México, invitan a todos aquellos interesados a sumergirse en el mundo de la panadería artesanal. Estas experiencias no solo ofrecen técnicas prácticas, sino también historias y filosofías que enriquecen nuestra relación con la comida. Al finalizar este evento, queda claro que cocinar es mucho más que preparar alimentos; es una forma de expresar creatividad, respeto y comunidad.