Una nueva campaña publicitaria destaca la importancia de los vínculos emocionales entre familiares. A través de una narrativa cálida y cercana, la marca El Pozo ExtraTiernos ha decidido honrar esos momentos cotidianos que se convierten en recuerdos inolvidables. Inspirada por el Día del Padre, esta iniciativa invita a reflexionar sobre cómo las pequeñas acciones diarias pueden fortalecer relaciones intergeneracionales. En este caso, la cena familiar se convierte en un escenario clave para celebrar estas conexiones únicas.
El corazón de la estrategia reside en un emotivo video protagonizado por una niña y su padre. A lo largo de los años, la relación entre ambos se desarrolla mediante detalles significativos: juegos con piezas de juguetes durante las comidas crean un puente temporal entre el pasado y el presente. Gracias a la dirección creativa de Alauda Ruiz, ganadora del Goya, el spot logra transmitir con autenticidad cómo el tiempo puede transformar estos instantes compartidos en memorias eternas. Con frases como “nunca dejemos de poner ternura en la mesa”, la marca subraya la importancia de mantener vivo el cariño en nuestras vidas diarias.
Este lanzamiento representa un paso fundamental para reforzar el vínculo emocional de la marca con sus consumidores. Pablo Olivares, Director de Marketing en El Pozo Alimentación, explica que la intención es responder a una necesidad social evidente: la búsqueda de ternura y conexión humana. Además, la campaña incluye adaptaciones para diversos medios digitales y televisivos, asegurando una amplia difusión antes del próximo 19 de marzo. Más allá de ser solo una estrategia comercial, esta propuesta celebra los valores universales del amor y la unidad familiar, elementos centrales en la comunicación de la marca desde hace años.
En un mundo acelerado, donde muchas veces pasamos por alto los detalles más simples, esta campaña nos recuerda que la verdadera riqueza radica en nuestras relaciones personales. Las pequeñas muestras de afecto tienen el poder de crear un impacto duradero en nuestras vidas y en las generaciones venideras. Es un llamado a valorar cada momento compartido, ya que son precisamente esos gestos sencillos los que forjan nuestra identidad emocional colectiva.