Carlos Alberto Montaner, con un cuadro grave de Parkinson, decidió acogerse a la ley de eutanasia española. La ley establece que las condiciones para solicitarla son enfermedades terminales o crónicas imposibilitantes. Sin embargo, el camino no fue fácil. La primera vez que solicitó, el médico opinó que era prematuro. Pero Montaner estaba decidido y, con la ayuda de Derecho a Morir Dignamente (DMD), presentó una reclamación.
Después de un proceso complicado, los 25 expertos de la comisión votaron a favor del recurso. Montaner volvió a empezar todo, pero esta vez con más certeza. Finalmente, obtuvo lo que quería y puso el punto final a su última columna.
Gina Montaner, como cuidadora, estuvo a su lado durante meses. Fue un duro camino, lleno de contradicciones y emociones. Su madre no quería entender, pero finalmente comprendió. La familia se unió para respetar la voluntad de su padre y superar las dificultades burocráticas.
Durante estos meses, compartieron pequeños paseos, conversaciones y lágrimas. Montaner aprendió mucho sobre la importancia de respetar al otro y sobre cómo sobreponerse a los convencionalismos. Era un proceso que la marcó para siempre.
Antes de viajar a la Feria del Libro de Miami, Gina Montaner vio dos películas sobre la muerte asistida. Esto la hizo reflexionar sobre el tema del siglo XXI, donde cada vez vivimos más y tenemos que decidir nuestro destino.
El libro "Deséenme un buen viaje" no solo es sobre su padre, sino también sobre cómo ella vivió este proceso. Trae a la historia su universo y sus referentes. Y al final, deja un mensaje importante sobre la importancia de respetar al otro.