La historia detrás del pastel Chabela es una muestra de la fuerza de los sentimientos y cómo pueden influir en nuestras vidas. Cada ingrediente y cada paso de la preparación tiene un significado profundo, que nos lleva a vivir la tristeza de Tita en cada momento.
Es importante recordar que el pastel Chabela no solo es una delicia para el paladar, sino también un testimonio de la humanidad y de las emociones que podemos experimentar. Permanece como un recuerdo de la historia que lo creó y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas.
El relleno es otro elemento clave del pastel. Se prepara mezclando 150 gramos de pasta de chabacano y 150 gramos de azúcar granulada. Esta mezcla se coloca en medio de los panes del pastel, dándole un sabor rico y cremoso.
El fondant es una capa deliciosa que se cubre la parte superior del pastel. Se hace mezclando 800 gramos de azúcar granulada, 60 gotas de limón y el agua suficiente para que remojar el azúcar. Después de cocinar y colar, se agrega el carmín para darle un color rojo púrpura.
Finalmente, el turrón se hace batiendo las claras de huevo y el azúcar a punto de hebra fuerte. Se coloca en las orillas del pastel, dándole un toque especial y un sabor dulce.
El carmín se extrae de la cochinilla, una insecto que se usaba para dar color a los alimentos. Aunque puede parecer extraño hoy en día, en aquella época era una práctica común. El carmín da al pastel un color rojo púrpura hermoso y auténtico.
El uso del carmín en la cocina mexicana es una muestra de la riqueza y la diversidad de las tradiciones culinarias. Cada ingrediente tiene un significado y un propósito, y el carmín es una parte importante de la historia del pastel Chabela.