En una pequeña comunidad de Río Negro, un caso que conmocionó a toda la región ha llevado a las autoridades a intensificar sus esfuerzos investigativos. Julián Tomás Dobra de la Canal, un joven biólogo desaparecido hace más de dos semanas, fue encontrado sin vida cerca de General Roca. Paralelamente, su vehículo incendiado fue hallado en una zona industrial cercana. Este descubrimiento ha profundizado el misterio y ha dejado a la comunidad sumida en un profundo pesar.
En una mañana fría y neblinosa, mientras decenas de personas se reunían para honrar al joven fallecido, los agentes de seguridad localizaban su automóvil Suzuki Fun en una zona de canteras próxima a la Ruta 6. El vehículo, completamente carbonizado, presentaba evidencias de haber sido intencionalmente incendiado. Según testigos, las llamas eran visibles desde varios kilómetros a la redonda.
El operativo policial se extendió durante horas, involucrando tanto a especialistas forenses como a equipos de bomberos y criminalística. Los peritos confirmaron que el vehículo pertenecía efectivamente a Dobra de la Canal, cuya identificación había resultado difícil debido al avanzado estado de deterioro del auto. La falta de patente y el nivel de daño causado por el fuego complicaron aún más las investigaciones.
La última vez que el joven fue visto con vida fue el 16 de abril, cuando salió de su residencia en General Roca. Su destino final permanece desconocido, pero las circunstancias sugieren que pudo haberse enfrentado a situaciones extremas antes de su trágica muerte.
Desde la Universidad Nacional del Comahue y la Asociación del Personal Nodocente (APUNC), se expresaron condolencias sinceras hacia la familia del joven, destacando su papel como hijo de trabajadores no docentes destacados.
El cuerpo de Dobra de la Canal fue encontrado boca abajo en un terreno baldío ubicado cerca de Defensa Catini, al norte de la ciudad. Un hombre a caballo fue quien primero alertó a las autoridades sobre su presencia. Aunque inicialmente su identidad resultó incierta debido al avanzado estado de descomposición, su padre lo reconoció posteriormente mediante redes sociales, manifestando su dolor con palabras desgarradoras.
Los próximos pasos incluyen la realización de una autopsia y la revisión minuciosa del celular confiscado en el lugar del crimen, elementos cruciales para esclarecer los detalles oscuros de este caso.
Desde una perspectiva periodística, este caso subraya la importancia de reforzar medidas de seguridad comunitaria y mejorar los protocolos de búsqueda de personas desaparecidas. Las familias merecen respuestas rápidas y justicia pronta. Este triste evento también nos recuerda la fragilidad de la vida y la necesidad de estar siempre atentos a nuestras comunidades, especialmente cuando alguien muestra signos de vulnerabilidad o peligro. Es hora de actuar juntos para prevenir tragedias similares en el futuro.