Su viaje comenzó con la creación de prendas de alta calidad, como chaquetas que se vendían estupendamente. Pero a medida que el tiempo pasaba, Rivera se dio cuenta de que la clientela quería más que solo un look completo. Ellos comenzaron a enfocarse en la combinación de piezas y la creación de armarios completos.
Después de la crisis de 2008, Rivera tomó una decisión drástica: dejar de trabajar para las multimarca y volver a empezar con tiendas propias. Esto les permitió escuchar mejor a su clientela y producir prendas que realmente les gustaban.
Según Eduardo, la mentalidad moderna de su madre es lo que los ha llevado donde están hoy. "La vida está para hacer cosas..." es su mantra. Y esto se refleja en cada pieza que crean.
Rivera trabaja los patrones con obsesión para crear una imagen y un armario completo. Un buen patrón hace que un hombro y una caída favorezcan, y siempre piensan en piezas combinables y cómodas. No solo buscan la estética visual, sino también la comodidad en las prendas.
Para tener un fondo de oficina versátil, Rivera recomienda tener uno o varios pantalones, una falda y una o varias chaquetas. Un chaleco y camisas que puedas mezclar entre sí. Todo debe ser de colores neutros para facilitar las combinaciones, como gris, tierra, arenas y verdes oscuros.
Un chal o pañuelo y collares también pueden cambiar el look por completo. Y si no nos encontramos bien con un traje, un punto bueno de calidad sirve para trabajar o viajar y puede hacernos ir más vestido o más informal.
Rivera vende looks versátiles que se inspiran en culturas como la beréber o la japonesa, también en el arte. En sus diseños, ve la posibilidad de introducir chaquetas que se combinan perfectamente con pantalones de vestir o jeans.
La diseñadora imagina a mujeres que viven muchas vidas diferentes y busca crear prendas que puedan adaptarse a todas esas situaciones. Esto es lo que distingue a Rivera de otras marcas.