Según las informaciones, la presión del mercado de la moda rápida, con las nuevas temporadas lanzadas cada dos semanas, expone a los consumidores a una gran cantidad de prendas de baja calidad que contienen químicos tóxicos. Esto no solo afecta a la salud de las personas que las fabrican y los consumidores, sino también tiene un impacto directo en el medio ambiente. Por ejemplo, se generan 10% de las emisiones globales y el 20% de los vertidos de aguas residuales. Además, 500 mil toneladas anuales de microplásticos terminan en los océanos debido al lavado de la ropa.
Un parte significativa del impacto ambiental y social de los productos textiles consumidos en la Unión Europea se produce en países en vías de desarrollo, principalmente en Asia, donde se da la explotación laboral y la violación de derechos humanos, como el trabajo forzado y el trabajo infantil.
Además del daño ambiental y social, se produce la proliferación del "lavado verde" o greenwashing en el mundo de la moda. A través de esta publicidad engañosa, se ofrece una imagen falsa o incompleta sobre el impacto real de los productos textiles. Esto viola los derechos de los consumidores, ya que les impide acceder a la información verdadera y crea confusión sobre las opciones más responsables.
Los consumidores cada vez están más conscientes de estos impactos ecosociales y están intentando adaptar su comportamiento de compra. Según los resultados del sondeo realizado por CECU, el 76,6% de la población en nuestro país relaciona la moda con atributos negativos y contrarios a la sostenibilidad.
Para abordar estos problemas, se requieren políticas públicas que generen cambios sistémicos. Se proponen medidas como prohibir la publicidad de moda rápida para eliminar la presión psicológica de renovar el vestuario y valorar las verdaderas necesidades. También se debe combatir la sobreproducción limitando los volúmenes de ropa.
Se deben establecer requisitos de ecodiseño obligatorios enfocados a la durabilidad y reparabilidad, aumentando la calidad de los textiles para mantenerlos más tiempo en uso. Además, se debe promover un diseño enfocado al reciclado, sustituyendo los productos químicos y triturando los microplásticos para su reciclado.
Garantizar la igualdad de género, la justicia social y laboral es también crucial. Además, se deben introducir requisitos que apoyen la diligencia debida en las empresas, registrando el cumplimiento de las normas medioambientales, sociales y laborales en los lugares de fabricación.
Finalmente, se debe garantizar el acceso de los consumidores vulnerables a textiles ecológicos, aplicando una distribución justa de los costes entre los intermediarios en la cadena de suministro.