



La jugadora de baloncesto Sabrina Ionescu, de 27 años, se ha convertido en una figura destacada tanto en la WNBA como en el ámbito internacional. Tras conquistar el campeonato de la WNBA con New York Liberty y obtener la medalla de oro olímpica con Estados Unidos, Ionescu sigue redefiniendo los límites del deporte femenino. Su participación en un desafío de triples junto a Stephen Curry durante el All Star de la NBA en 2024 demostró que las jugadoras de la WNBA pueden competir al más alto nivel. Además, su compromiso con el crecimiento del baloncesto femenino y su papel como vocera de la igualdad son aspectos cruciales de su carrera.
Ionescu comenzó a hacer historia desde sus primeros pasos en la Universidad de Oregón, donde rompió récords y se convirtió en una estrella. Su trayectoria continuó en la WNBA, donde lideró a los New York Liberty a su primer título desde los años 70. Este logro no solo significó un hito para el equipo, sino también para el baloncesto femenino en Nueva York. La masiva asistencia de público durante la temporada y los playoffs reflejó el creciente interés en la liga femenina. "Fue emocionante ver cómo el apoyo del público creció cada vez más", afirmó Ionescu, destacando que este fenómeno es un indicio de cambios positivos en el deporte femenino.
Además de sus éxitos en la cancha, Ionescu ha sido una defensora activa de la igualdad salarial y los derechos de las mujeres en el deporte. Reconoce que, aunque se han logrado avances significativos, aún queda mucho por hacer. "Cuanta más inversión haya en el deporte femenino, más se reducirá la brecha salarial", explicó. La firma de nuevos acuerdos colectivos y la mayor cobertura televisiva son pasos importantes hacia la equidad. Ionescu también subrayó la importancia de ser un referente para las jóvenes jugadoras, inspirándolas a seguir sus sueños.
En su visita a París, Ionescu recordó con emoción su experiencia en los Juegos Olímpicos, donde ganó la medalla de oro. La ciudad tiene un lugar especial en su corazón, no solo por su victoria olímpica, sino también por su vínculo con compañeras como Maite Cazorla, con quien compartió tres años en la universidad. "Amo a Maite y siempre la animaré", declaró, mostrando su admiración por la jugadora española. Además, Ionescu participó en Unrivaled, una nueva competición de baloncesto 3x3, lo que demuestra su disposición a explorar nuevas formas de impulsar el deporte femenino.
Más allá de sus logros individuales, Ionescu enfatiza la importancia de trabajar en equipo y promover causas sociales. Como parte de una generación de jugadoras que ha llevado la WNBA a nuevas alturas, Ionescu reconoce la responsabilidad que conlleva ser una figura histórica. "Es emocionante ser parte de un movimiento que está cambiando el rostro del deporte", concluyó. Con su dedicación y visión, Ionescu continúa siendo una fuerza motriz en el baloncesto femenino, inspirando a las futuras generaciones y rompiendo barreras para las mujeres en el deporte.
