El psicoterapeuta Mario Guerra, en una entrevista para MVS Noticias, discute las dinámicas familiares y cómo estas pueden afectar tanto a los padres como a los hijos. Su libro "Ya déjame en paz, mamá (y tú también papá)" aborda la diferencia entre ser padre biológico y asumir verdaderamente el papel parental. Además, explora cómo los comportamientos parentales influyen en las relaciones y cómo establecer límites saludables puede mejorar la comunicación y fortalecer los lazos familiares.
Mario Guerra destaca que ser padre no es solo un hecho biológico, sino una responsabilidad emocional y psicológica. Este rol requiere una conexión genuina con los hijos, lo cual implica estar presente y comprometido más allá de las expectativas sociales. La calidad de la relación se ve influenciada por la cercanía o lejanía emocional de los padres, aspecto que define en gran medida el vínculo familiar.
Guerra argumenta que muchos padres confunden tener hijos con ser padres. Aunque ambos conceptos parecen intercambiables, la realidad es que la paternidad va mucho más allá de la procreación. El autor enfatiza que ser padre significa involucrarse activamente en la vida emocional y psicológica de los hijos. Esto incluye prestar atención a sus necesidades, preocupaciones y aspiraciones, así como brindarles apoyo constante. El psicoterapeuta sugiere que los padres deben reflexionar sobre su comportamiento y cómo este impacta en la relación con sus hijos. Al hacerlo, pueden crear un ambiente hogareño más consciente y respetuoso, donde los miembros de la familia se sientan valorados y comprendidos.
En su obra, Guerra aborda la importancia de establecer límites saludables dentro de la relación padre-hijo. Estos límites son cruciales para encontrar un equilibrio emocional y promover una relación más armónica. Sin embargo, el autor también defiende la idea de reconciliarse internamente con las voces del pasado, fortaleciendo así la propia voz personal.
El libro "Ya déjame en paz, mamá (y tú también papá)" ofrece herramientas prácticas para mejorar la comunicación y fortalecer los lazos familiares. Guerra sostiene que muchas veces los padres intentan controlar aspectos de la vida de sus hijos adultos sin considerar los cambios sociales y personales que han ocurrido. Este deseo de control puede llevar a conflictos innecesarios y a una falta de autonomía en los hijos. Para evitar esto, el autor propone que los padres deben aprender a respetar la independencia de sus hijos adultos y permitirles tomar decisiones propias. Al mismo tiempo, el libro invita a los lectores a reflexionar sobre sus experiencias infantiles y cómo estas pueden influir en sus decisiones actuales. A través de esta introspección, los individuos pueden identificar patrones familiares perjudiciales y trabajar para superarlos. Finalmente, Guerra subraya que el objetivo es crear relaciones más conscientes y respetuosas, donde cada miembro de la familia pueda crecer y florecer en armonía.