La serie Adolescencia, una de las producciones más vistas en Netflix actualmente, explora un tema complejo que ha generado múltiples debates entre espectadores y especialistas. Centrada en la historia de una familia cuya vida cambia tras la detención de su hijo Jamie por el asesinato de una compañera de escuela, esta miniserie británica pone bajo lupa aspectos cruciales como la crianza contemporánea, la masculinidad tóxica y el impacto de las redes sociales en los jóvenes. A través de cuatro episodios intensos, la obra invita al público a reflexionar sobre cómo acompañamos a nuestros adolescentes en una era marcada por presiones externas e internas.
En una conversación con Clarín, dos destacadas psicólogas brindaron sus perspectivas sobre los temas abordados. Ludmila Onorati enfatizó la necesidad de estar presentes emocionalmente durante la adolescencia, destacando que no basta con la proximidad física. La clave reside en crear espacios donde los jóvenes se sientan comprendidos sin juicios previos. Por otro lado, Carolina Mora señaló una carencia significativa: mientras hay abundante apoyo para padres en etapas tempranas de crianza, este respaldo disminuye cuando llega la pubertad, dejando a muchos adultos enfrentándose solos a desafíos únicos.
Otro elemento crucial explorado es la importancia de la validación entre pares. Según Mora, los adolescentes buscan definirse mediante la aceptación grupal, lo cual puede derivar en actitudes impulsivas si dichos grupos promueven dinámicas agresivas o excluyentes. Este fenómeno queda evidenciado en la serie, donde se observa cómo contextos competitivos pueden fomentar violencias diversas.
Además, la producción toca el delicado tema de los mandatos de masculinidad. En palabras de Mora, muchas ideas rígidas sobre ser hombre persisten incluso generacionalmente, afectando directamente comportamientos juveniles. Para Onorati, estos paradigmas imponen exigencias que pesan sobre los jóvenes, llevándolos a actuar conforme a expectativas sociales antes que a sus propias emociones reales.
Finalmente, la serie también analiza la culpa familiar frente a eventos traumáticos. En una escena particularmente emotiva, los padres del acusado cuestionan si pudieron haber hecho algo más. Ambas expertas coinciden en que, aunque la crianza juega un papel fundamental, no es determinista ni garantiza resultados absolutos. Lo esencial es establecer vínculos basados en amor, respeto y límites claros, asegurando que los jóvenes sepan que cuentan con apoyo incondicional en momentos difíciles.
Más allá de su trama principal, Adolescencia ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre nuestras prácticas educativas y sociales. Al visibilizar problemáticas actuales, la serie nos recuerda la importancia de adaptarnos a las necesidades cambiantes de las nuevas generaciones, reconociendo tanto sus desafíos como sus potencialidades. Es un llamado urgente hacia una sociedad más empática y comprensiva frente a la complejidad de la adolescencia moderna.