Madres e hijas: cuando la situación se complica (mucho)

Oct 8, 2024 at 5:02 AM
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Cuando la Maternidad se Convierte en una Batalla

La relación entre madres e hijas puede ser una de las más complejas y desafiantes que existen. A menudo, se espera que esta conexión sea inquebrantable, pero la realidad es que muchas mujeres experimentan conflictos y desencuentros que pueden llegar a ser devastadores. El libro "Diario de una madre que perdió su nombre", de la periodista Laura Demaría, explora esta dinámica turbulenta, donde una madre se enfrenta a la hostilidad y el rechazo de su hija adolescente. Más allá de la ficción, esta historia refleja experiencias comunes que muchas mujeres comparten, revelando la complejidad emocional que puede surgir en esta relación fundamental.

Cuando el Vínculo Materno-Filial se Convierte en una Guerra

Cuando la Hija se Convierte en una Pesadilla

Mara, la protagonista de "Diario de una madre que perdió su nombre", es una hija que parece haber declarado la guerra a su madre. Insulta, grita, mantiene un cuarto caótico y se relaciona con las peores compañías. Incluso llega al punto de trasquilar la cabeza de su hermano pequeño. Hace tiempo que no pronuncia la palabra "mamá", refiriéndose a su madre como "Eh, tú" o "Ella". La narradora del libro, una madre desesperada, describe cómo su hija le ha quitado su nombre, dejándola sin identidad. Esta historia se presenta como "el relato de supervivencia de una madre a la que su hija ha declarado la guerra", una lucha que puede "diluir a una persona".

Cuando la Ficción se Convierte en Realidad

Tras leer esta desgarradora historia, es un alivio saber que, en gran medida, se trata de una ficción. La autora, Laura Demaría, aclara que su libro es "en un 95%" una obra de ficción, aunque reconoce que incorpora experiencias y visiones femeninas que son comunes a muchas mujeres. Demaría, madre de dos hijas de 21 y 19 años, ha vivido una maternidad "a lo bestia" y entiende perfectamente esa sensación de resistencia y vértigo que experimenta la narradora de su libro.

Cuando las Hijas Quieren Ser Ellas Mismas

La relación madre-hija es universal y, como señala la terapeuta Rosjke Hasseldine, es fundamental para que las mujeres sepan quiénes son. Sin embargo, esta relación también puede ser complicada, ya que las hijas a menudo sienten el peso de esa madre y no quieren ser su reflejo. Según Hasseldine, "las madres somos el marco donde las hijas han nacido, pero ellas quieren ser ellas mismas". Este choque de identidades y la necesidad de las hijas de diferenciarse de sus madres suele desencadenarse durante la adolescencia, un período en el que las diferencias de carácter y las hormonas pueden exacerbar los conflictos.

Cuando el Contexto Social Influye en la Relación

Pero, según Hasseldine, ni las diferencias de carácter ni las hormonas son la causa real del desencuentro entre madres e hijas. Para ella, el problema radica en un factor más cultural que personal. Tras años de experiencia, la terapeuta concluye que "es la sociedad la que las conduce al conflicto". Los supuestos hitos de la vida de las mujeres, los restrictivos roles de género y las expectativas de que las madres deben sacrificar su profesión por los cuidados, modelan la forma en que madres e hijas se ven y se comunican.

Cuando el "Odio" a la Madre es un Clásico

Cuando una madre se encuentra con la frase "Odio a mi madre" escrita en el diario de su hija adolescente, la reacción puede ser de desconcierto. Sin embargo, el terapeuta familiar Ángel Peralbo asegura que este tipo de expresiones son comunes y no deben tomarse demasiado en serio. Según Peralbo, este "odio" está más relacionado con el plano de las normas y el "no me dejas hacer lo que yo quiero", típico de la adolescencia, que con el vínculo afectivo. Lo importante es mantener la comunicación y no perder el afecto, incluso en los momentos más complicados.

Cuando Hay Líneas Rojas que No se Pueden Cruzar

Aun así, la autora Laura Demaría y el terapeuta Ángel Peralbo coinciden en que hay límites que no se pueden traspasar. Las madres no tienen por qué ser siempre abnegadas, ya que existen "maternidades que no son sostenibles". Peralbo señala que las faltas de respeto, especialmente si son continuadas, y la pérdida del afecto son líneas rojas que no se pueden cruzar. En estos casos, es necesario poner límites y no perder la comunicación, para evitar que la relación se deteriore aún más.

Cuando la Conexión entre Madre e Hija Simplemente No Existe

Pero, a veces, el problema va más allá de los conflictos típicos de la adolescencia. Como señala la escritora Gwendoline Riley, autora de "Mis fantasmas", puede ocurrir que la vida y el carácter de la hija sean incompatibles con los de la madre. En estos casos, no hay conexión, y la solución puede ser aprender a aceptarlo y mantener una relación distante pero cordial. Peralbo coincide en que, a veces, no encajamos con nuestras madres, y que se debe asumir esta realidad y buscar una relación no idealizada.En definitiva, la relación entre madres e hijas es una de las más complejas y desafiantes que existen. Más allá de los conflictos típicos de la adolescencia, factores socioculturales y personales pueden influir en esta dinámica, llevándola a extremos de hostilidad y rechazo. Sin embargo, con comprensión, comunicación y el establecimiento de límites, es posible navegar estas aguas turbulentas y encontrar un equilibrio en esta relación fundamental para la identidad femenina.