En un mundo donde las tendencias modales cambian rápidamente, una estudiante de diseño de moda llamada Leonie ha encontrado su pasatiempo favorito: la búsqueda de prendas usadas en línea. Este interés por la ropa vintage no es exclusivo de Leonie; se ha convertido en una tendencia dominante entre los jóvenes europeos, especialmente entre la Generación Z. Este fenómeno tiene raíces tanto en el deseo de individualidad como en preocupaciones ambientales y éticas. Aunque algunos expertos cuestionan si esta preferencia por lo retro realmente reduce el consumo masivo de moda rápida, otros ven este movimiento como un cambio cultural significativo hacia una moda más sostenible.
Leonie, con sus 27 años, describe su búsqueda de ropa usada como una especie de "tesoro digital". Su estrategia incluye usar términos clave en varios idiomas para encontrar piezas únicas que podrían tener décadas de antigüedad. Esta práctica refleja un cambio en cómo los consumidores interactúan con la moda. Según Elke Gaugele, profesora de Moda y Estilo en la Academia de Bellas Artes de Viena, aunque la ropa de segunda mano siempre ha sido parte de la cultura juvenil, lo novedoso radica en cómo los medios han transformado esta práctica en una declaración de estilo y valores.
El atractivo de lo vintage va más allá de simplemente comprar algo usado. Para Valentina Herbort, periodista especializada en moda, esta tendencia está profundamente ligada a la autopercepción personal. En un mundo globalizado donde las opciones son inmensas pero muchas veces homogéneas, buscar prendas vintage permite a los jóvenes diferenciarse. Sin embargo, este fenómeno también enfrenta críticas. Eike Wenzel, investigador de tendencias, argumenta que utilizar ropa vintage no necesariamente implica abandonar la sociedad de consumo. Los productos vintage están sujetos a ciclos de moda igual que cualquier otra prenda.
Desde Colombia, Sandra Calderón comparte esta perspectiva ambivalente. A través de su cuenta de Instagram “Revancha Vintage”, ella vende piezas únicas que destacan la calidad y la historia detrás de cada artículo. Si bien reconoce el valor cultural y ambiental de la moda vintage, también señala que los altos precios pueden contradecir la idea de que esta opción debería ser accesible para todos.
Este fenómeno sugiere un cambio en la forma en que pensamos sobre la moda. Más que una simple tendencia, representa un paso hacia una mayor conciencia sobre la sostenibilidad y la calidad. Al priorizar prendas que cuentan historias y promueven prácticas éticas, la Generación Z está redefiniendo el concepto de estilo personal. La esperanza es que este movimiento evolucione de ser solo una moda temporal a convertirse en una elección consciente y duradera en el panorama de la moda mundial.