La Noche Olvidable para Bilbao Basket en la Semifinal

En un enfrentamiento crucial de semifinales, el Bilbao Basket vivió una noche para olvidar frente al Dijon. A pesar de un inicio prometedor, los errores y la falta de liderazgo llevaron a una debacle en el tercer cuarto, dejando al equipo lejos del sueño europeo. Mientras tanto, Cholet aseguró su posición avanzando tras vencer al PAOK. Este desempeño deficiente pone presión sobre Miribilla para remontar en el próximo encuentro.

El partido comenzó con esperanza, pero rápidamente se desmoronó debido a decisiones erráticas y un colapso defensivo que permitió a Dijon aprovecharse de las debilidades de Bilbao. La ausencia de jugadores clave como Kullamae y Gielo, junto con problemas internos en roles y liderazgo, contribuyeron al desastre colectivo.

Un Comienzo Prometedor Pero Breve

Inicialmente, el Bilbao Basket mostró solidez y carácter, destacándose incluso figuras menos habituales como Sylla. Rabaseda también participó activamente, proporcionando una rotación más efectiva en una cancha intensa. Sin embargo, este ímpetu inicial no fue suficiente ante un rival que supo capitalizar cada error.

Los primeros minutos fueron auspiciosos, con colaboraciones inesperadas fortaleciendo al equipo vasco. Sylla brilló en tiros abiertos, mientras Rabaseda reforzaba desde el banquillo. Un parcial de 0-8 coincidió con la entrada de Pantzar, quien anotó dos tiros libres cruciales. Los triples consecutivos ampliaron momentáneamente la ventaja. Sin embargo, conforme avanzaba el segundo cuarto, los fallos acumulados empezaron a tomar forma. El Dijon, más organizado, aprovechó las oportunidades defensivas y cerró el primer tiempo con un ajustado marcador (34-36). Este cierre anticipó lo que sería una segunda mitad fatídica.

El Desmoronamiento Colectivo

El tercer cuarto marcó el punto de inflexión donde todo se desmoronó para Bilbao Basket. Falta de dureza mental y táctica llevó al equipo a cometer errores críticos, permitiendo que Dijon dominara sin oposición significativa.

A medida que el partido progresaba, cualquier vestigio de confianza desapareció. Ponsarnau intentó corregir el rumbo mediante cambios tácticos, pero las limitaciones individuales y grupales se hicieron evidentes. Jugadores clave como Hlinason resultaron lesionados, exacerbando aún más las dificultades. El ambiente local favoreció a Dijon, cuyas figuras como Hrovat, Julien, McDuffie y Sengfelder ejercieron control absoluto sobre el juego. La inconsistencia ofensiva y defensiva de Bilbao culminó en una derrota aplastante, reflejando la necesidad urgente de ajustes profundos antes de la vuelta.