En un movimiento que ha generado eco en toda Andalucía, la Asociación de Familiares del Alumnado (AFA) y AMPA del CEIP López Diéguez en Córdoba han decidido no proporcionar teléfonos móviles a sus hijos menores de 16 años. Esta medida, acordada tras múltiples asambleas y debates, busca proteger a los estudiantes de las posibles amenazas y distracciones que conlleva el acceso temprano a Internet y las redes sociales. La iniciativa ha sido bien recibida por padres, profesores y hasta por algunas autoridades educativas, quienes ven en ella una forma efectiva de garantizar un entorno más seguro y saludable para los niños.
Protegiendo el Futuro Digital de Nuestros Hijos
Preocupaciones Iniciales y Consenso Comunitario
La preocupación por el acceso temprano de los niños a Internet se había convertido en un tema recurrente entre las familias del CEIP López Diéguez. Las discusiones a la puerta del colegio revelaban un sentimiento común: no querían que sus hijos entraran en el mundo digital sin estar preparados. Este miedo no era infundado; muchos padres se sentían solos y desarmados frente a la posibilidad de tener que enfrentar las demandas de sus hijos por obtener un teléfono móvil. Tras varias reuniones, surgió una propuesta clara: establecer una edad mínima de 16 años para el uso de teléfonos móviles. La idea fue presentada a los padres y madres de todas las clases con el objetivo de "unir fuerzas y no sentirse solos" en este desafío.El Papel de la Psicología en la Formulación de Políticas Educativas
Purificación Reyes, psicóloga infantil, apoya la medida pero subraya la necesidad de acompañamiento pedagógico. Según Reyes, los 16 años son una edad apropiada porque se asocian con una mayor madurez psicológica, lo que permite a los jóvenes comprender aspectos complejos de la vida social. Sin embargo, advierte que la medida debe ir acompañada de formación y educación tanto para los padres como para los niños. El problema no radica en los dispositivos en sí, sino en el uso que se les da. Reyes sostiene que es crucial reorganizar la actividad personal, social, académica y lúdica que puede gestionarse desde estos dispositivos, especialmente en diferentes etapas del desarrollo.Alternativas Prácticas y Educación Continua
Manuel Ríos, portavoz de la AFA, ofrece alternativas prácticas al uso de móviles, como el seguimiento de contenidos o el uso de relojes y teléfonos analógicos para mantener la comunicación. La psicóloga Reyes enfatiza que la solución pasa por informar y formar a las familias y educadores como adultos responsables del desarrollo y bienestar de los niños. Además, considera vital dotar a los niños y adolescentes de recursos, información y confianza para navegar de manera segura en el mundo digital. Esto incluye medidas preventivas y programas educativos que aborden los peligros potenciales, como el acceso a contenidos inapropiados y las nuevas formas de violencia, como la violencia viral.Impacto Académico y Social de la Medida
Desde el centro educativo, Flora Herrado, directora del CEIP López Diéguez, respalda la medida tomada por las familias. Como educadora y madre, cree que el uso masivo de los móviles no beneficia a los niños y niñas. Asegura que, a nivel académico, esta restricción no genera ninguna desventaja y que los estudiantes se adaptarán rápidamente cuando comiencen a usar tecnología. Además, señala que el centro trabaja en la prevención a través de planes y programas específicos, aunque reconoce que aún queda mucho por hacer en cuanto a la detección de problemas ocultos relacionados con el uso de Internet.Expansión de la Iniciativa y Compromiso Anual
La iniciativa ha trascendido las fronteras del CEIP López Diéguez, llegando a más de un centenar de familias de diferentes provincias andaluzas. Estas familias han creado un grupo para coordinarse y adaptar el pacto a sus respectivos contextos. Manuel Ríos afirma que mientras el entorno online no sea seguro, es necesario tomar medidas proactivas. Por ello, quieren repetir este compromiso anualmente para que las nuevas familias que se incorporen al colegio también se sumen a él. Este enfoque colectivo y continuo refuerza la idea de que las familias están marcando el camino hacia un futuro más seguro y saludable para sus hijos.