En un informe reciente presentado por el jefe de seguridad mexicano, Omar García Harfuch, emergen dudas significativas acerca del verdadero éxito de las medidas adoptadas durante el gobierno de López Obrador. Este reporte pone en tela de juicio tanto los supuestos avances en decomisos y detenciones como la efectividad de la estrategia “abrazos no balazos”. Además, se cuestiona el destino de drogas confiscadas y el manejo de prisioneros capturados, mientras que investigaciones en Estados Unidos señalan a figuras políticas clave vinculadas con actividades ilegales.
En una mañana soleada pero cargada de tensiones, desde Ciudad de México, se revelaron cifras asombrosas: más de 125 toneladas de drogas incautadas, incluyendo fentanilo, armas aseguradas y laboratorios clandestinos desmantelados. Sin embargo, estas cifras contrastan con una realidad problemática. ¿Dónde queda toda esa droga decomisada? ¿Se destruye realmente o guarda un destino desconocido? Aunque se alaba el trabajo realizado, surge la incógnita sobre si estos números son completamente veraces.
Asimismo, según datos oficiales, casi 15 mil personas han sido detenidas bajo sospecha de crímenes graves. Esto plantea otra interrogante: ¿son todos estos arrestos legítimos o algunos carecen de fundamentos legales sólidos? Por otro lado, en el ámbito internacional, autoridades estadounidenses profundizan investigaciones contra líderes políticos mexicanos acusados de vínculos con el narcotráfico, destacando nombres como los gobernadores Rubén Rocha Moya y Américo Villarreal.
Desde un punto de vista periodístico, este panorama complejo nos invita a reflexionar sobre la transparencia en la administración pública. Si bien es crucial reconocer logros en la lucha contra el crimen organizado, también es indispensable garantizar que dichas acciones sean éticamente irreprochables y basadas en evidencia sólida. Las investigaciones internacionales subrayan la necesidad de cooperación bilateral para erradicar la corrupción y proteger a ciudadanos inocentes frente a estructuras criminales implacables.