Un guionista colombiano, radicado en México durante casi veinte años, forjó una estrecha amistad con una actriz que marcó profundamente su carrera. A lo largo de décadas, este creador de historias encontró en la intérprete no solo una aliada profesional sino también una figura maternal que lo guió en los momentos cruciales de su vida. A pesar de la distancia geográfica, su relación permaneció intacta hasta el último día de la actriz.
La historia comenzó cuando un joven aspirante a guionista se enfrentó al desafío de escribir para una comedia popular. Allí conoció a una experimentada actriz que, aunque inicialmente crítica con su trabajo, decidió tomarlo bajo su ala. Esta decisión cambió el rumbo de su carrera y dio inicio a una amistad que duraría toda la vida.
En 1991, un novato en el mundo del entretenimiento encontró en una serie televisiva su primera oportunidad de destacarse. Sin embargo, su primer encuentro con la protagonista fue todo menos sencillo. Ella no estaba convencida por las primeras líneas que él había escrito. En lugar de desanimarse, el escritor aprovechó esta situación para pedirle consejo. Este gesto no solo mejoró el guion sino que también sentó las bases para una colaboración prolífica y una amistad sincera. La actriz se convirtió en su mentora, ofreciéndole orientación sobre cómo desenvolverse en la industria y apoyándolo en cada paso de su carrera.
A pesar de vivir en países distintos, estos dos artistas mantuvieron viva su conexión a través de visitas periódicas y conversaciones constantes. Cada visita del escritor a la capital colombiana era una oportunidad para reencontrarse y revivir viejos tiempos, demostrando que la verdadera amistad trasciende las fronteras.
Incluso cuando la distancia física los separaba, la cercanía entre ellos nunca decayó. El escritor siempre hacía un esfuerzo especial para visitarla cada vez que regresaba a Bogotá. Sus encuentros eran momentos llenos de anécdotas compartidas y lecciones aprendidas. La última reunión entre ambos fue particularmente significativa. En esa ocasión, ella adoptó un tono más severo, reconociendo que su amigo estaba atravesando un momento difícil. Su "regaño" fue en realidad una forma de fortalecerlo y recordarle sus capacidades. Este intercambio emocional resultó ser una despedida simbólica, llena de recuerdos y gratitud mutua. La actriz, siempre atenta a las necesidades de su amigo, incluso en sus últimos días, dejó un legado invaluable en forma de un video que él utiliza en sus talleres, así como en el corazón del escritor.