En los últimos días de 2024, el mundo del boxeo se vio conmocionado por la pérdida repentina de Paul Bamba, quien falleció a los 35 años apenas seis días después de obtener el título mundial del peso crucero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Aunque las causas oficiales de su muerte aún no han sido reveladas, Bamba había compartido previamente en redes sociales sus preocupaciones sobre lesiones cerebrales sufridas durante combates anteriores. El boxeador logró un récord impresionante al ganar 14 peleas por nocaut en un año, incluyendo el último que le valió el campeonato.
Bamba demostró una resistencia inigualable al regresar al ring después de ocho meses de descanso forzoso debido a una lesión cerebral. En ese tiempo, logró establecer un nuevo récord al ganar 14 peleas por KO en un solo año, superando así el anterior récord mantenido por Mike Tyson durante 38 años. Sin embargo, este triunfo resultó ser efímero, ya que apenas seis días después de obtener el cinturón, el campeón dejó este mundo.
Paul Bamba tuvo una carrera meteórica que culminó con su victoria contra Rogelio Medina para obtener el título mundial. Este éxito coronaba un año excepcional en el que Bamba no solo recuperó su forma física tras una pausa obligatoria, sino que también superó retos significativos. Su última pelea fue especialmente dura, pero marcó un hito en su trayectoria profesional. Desafortunadamente, esta celebración duró poco, ya que su vida se extinguió de manera inesperada pocos días después.
Antes de su trágica partida, Bamba expresó su preocupación sobre daños cerebrales sufridos durante un combate anterior. Estas declaraciones encendieron las alarmas entre los aficionados y expertos del deporte, quienes temen que estas lesiones pudieran haber contribuido a su repentina muerte. Las palabras del boxeador subrayan la importancia de la seguridad en el deporte.
Bamba había compartido abiertamente sus experiencias con lesiones cerebrales, particularmente tras un enfrentamiento intenso con Chris Ávila en abril de 2023. Perdió esa pelea por decisión unánime y sufrió un daño cerebral que lo obligó a tomar un descanso prolongado. A pesar de estos riesgos, Bamba decidió continuar con su carrera, incluso aumentando el ritmo de sus peleas hasta dos veces al mes. La posibilidad de que estos golpes repetitivos hayan desencadenado consecuencias graves plantea preguntas sobre la salud a largo plazo de los atletas en deportes de contacto.