Tras días de silencio respecto a la polémica por los cambios en las sedes del Mundial 2030, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Rafael Louzán, rompió su mutismo durante un evento académico. En este contexto, anunció oficialmente la intención de España de organizar el Mundial femenino de fútbol en 2035, destacando que esta decisión fue tomada antes de cualquier vinculación con los recientes escándalos. Además, desvinculó su gestión actual de las acusaciones de manipulación de puntuaciones relacionadas con las ciudades candidatas para el Mundial masculino de 2030, atribuyendo estas decisiones a una comisión designada bajo la administración anterior.
En una jornada cargada de simbolismos, Rafael Louzán aprovechó la presentación del Observatorio del Deporte Femenino en la Universidad Rey Juan Carlos para abordar temas espinosos. El viernes pasado, el líder federativo reiteró que no tuvo participación alguna en la supuesta manipulación de criterios sobre las sedes del Mundial 2030, ya que dicha comisión fue nombrada por su antecesor. También destacó la inclusión del Consejo Superior de Deportes en todas las etapas decisivas.
Respecto a las críticas recibidas tras la exclusión de Vigo como sede, Louzán calificó al alcalde Abel Caballero de "populista", defendiendo que la ciudad no cumplía con los estándares requeridos. Aún así, mostró disposición para integrar tanto a Vigo como a Valencia en futuros proyectos deportivos. Paralelamente, anunció la aspiración de organizar el Mundial femenino 2035, en colaboración con Portugal y Marruecos, resaltando la importancia de promover el fútbol femenino.
En un tono renovador, Louzán subrayó la necesidad de pacificar el entorno federativo, mencionando mejoras significativas en las relaciones entre instituciones deportivas. Este enfoque marca un giro hacia una era más ética y transparente dentro de la estructura del fútbol español.
Desde una perspectiva periodística, este anuncio refleja un intento claro de reconstruir la imagen dañada por controversias pasadas. La apuesta por el fútbol femenino no solo representa una oportunidad para visualizar el talento deportivo en crecimiento, sino también para redimir la credibilidad de la RFEF ante la opinión pública. Este paso puede sentar las bases para un futuro más inclusivo y equilibrado en el mundo del fútbol.