La trayectoria de Ryan García sufrió un giro inesperado cuando fue suspendido por un año tras dar positivo por ostarina, una sustancia prohibida en el deporte. Esta decisión, tomada por la Comisión Atlética del Estado de Nueva York, significó no solo una pausa forzada en su carrera, sino también un tiempo de introspección que puso a prueba su carácter y resiliencia. Durante este período, García enfrentó múltiples desafíos personales que llevaron incluso a preocupaciones sobre su bienestar mental.
En un intento por apelar la decisión, García buscó justificar su caso, pero sus esfuerzos no lograron revertir la suspensión. Este revés le permitió reflexionar sobre sus acciones y considerar cómo reconstruir su imagen frente al público. La espera terminó oficialmente el 25 de abril de 2025, marcando el inicio de un nuevo capítulo en su vida profesional.
Más allá de la sanción por dopaje, García se vio envuelto en una serie de polémicas que dañaron aún más su reputación. Sus comentarios en redes sociales, cargados de odio y prejuicios raciales, generaron una fuerte reacción tanto dentro como fuera del ámbito deportivo. Como consecuencia directa, fue expulsado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), organización que rechazó cualquier forma de discriminación.
En respuesta, el presidente del CMB, Mauricio Sulaimán, emitió un comunicado firme donde expresó su preocupación por el bienestar emocional de García. “Reiteramos nuestra disposición para brindarle apoyo en temas de salud mental y adicciones, algo que ha sido sistemáticamente rechazado”, declaró Sulaimán. Este episodio dejó una marca profunda en la carrera del atleta, cuestionando su capacidad para manejar las presiones inherentes al boxeo.
Ante las críticas y acusaciones, los padres de Ryan García emitieron un comunicado público en defensa de su hijo. En él destacaron que las declaraciones problemáticas no reflejaban la verdadera esencia ni los valores con los que había sido criado. “Nuestra familia abraza la diversidad y rechaza todo tipo de discriminación. Pedimos perdón a quienes pudieron sentirse ofendidos por estas palabras”, señaló el comunicado.
Este gesto de solidaridad familiar demostró la importancia del entorno cercano en momentos críticos. Además, subrayó la necesidad de ofrecer un espacio seguro para que García pudiera recuperarse y aprender de sus errores. Su red de apoyo jugó un papel clave en prepararlo emocionalmente para este regreso tan esperado.
Otro obstáculo añadido fue su arresto por vandalismo en junio de 2024, después de causar daños estimados en $15,000 dólares en un hotel de Beverly Hills. Según informes policiales, García presentaba síntomas relacionados con un problema médico, lo que llevó a su traslado al Centro Médico Cedars-Sinai. Este incidente fue visto como otro ejemplo de su comportamiento impulsivo y poco profesional.
Este episodio legal añadió otra capa de complejidad a su situación personal y profesional. Sin embargo, también sirvió como punto de inflexión que obligó a García a reconsiderar sus prioridades y enfocarse en mejorar tanto dentro como fuera del ring.
Ahora, de vuelta en el ring, Ryan García tiene una oportunidad única para demostrar su dedicación y profesionalismo. En la cartelera titulada 'Fatal Fury', que tendrá lugar en Times Square, enfrentará a Rolly Romero en una pelea crucial para reestablecer su reputación. García ha declarado públicamente que esta será su primera pelea para ganar de vuelta el respeto de la comunidad deportiva.
Su determinación se ve reflejada en sus palabras durante el anuncio de la cartelera: “Quiero mostrarle al mundo que nadie está exento de cometer errores, pero siempre hay espacio para aprender y mejorar. Mi compromiso con este deporte es absoluto, y espero transmitirlo a través de mi actuación”. Este mensaje resonó profundamente entre sus seguidores, quienes confían en ver una versión renovada del boxeador.