En el corazón de Perú, una familia guarda un recuerdo imborrable del Papa Francisco, cuya visita en 2018 dejó huellas profundas en la comunidad católica. Durante su estadía oficial en Lima, el líder espiritual tuvo un encuentro con Thiago, un niño que enfrentaba una dura batalla contra un tumor cerebral. Este momento extraordinario transformó no solo la vida del pequeño y su familia, sino también el espíritu de quienes escucharon su historia. Ahora, tras la partida del Papa Francisco, esta familia reflexiona sobre el impacto eterno de aquel gesto lleno de esperanza.
Cuando Thiago, un niño de tan solo cuatro años, fue diagnosticado con cáncer cerebral, sus padres, Pedro y Rosana, enfrentaron uno de los momentos más oscuros de sus vidas. Aunque el tratamiento médico era riguroso, las posibilidades de recuperación parecían limitadas. Fue entonces cuando Pedro tuvo una visión que lo impulsó a buscar ayuda directamente del Santo Padre. Sin vacilar, decidió llevar a su hijo a la Nunciatura Apostólica en Lima, donde el Papa Francisco se encontraba durante su visita oficial.
El viaje hacia la Nunciatura no fue sencillo. La familia no estaba registrada en el listado oficial de visitantes, pero Pedro no se rindió ante las barreras físicas ni administrativas que encontró en el camino. Tras superar varias pruebas, incluyendo tres rejas de seguridad, logró entrar gracias a la compasión de un miembro del equipo de seguridad. Con su esposa esperando afuera junto a otros familiares, Pedro y Thiago fueron ubicados en una fila para recibir la bendición papal.
Tras horas de espera, llegó el instante que cambiaría la vida de todos. Cuando el Papa Francisco tocó a Thiago, pronunció unas palabras que resonaron como un milagro: "Hijo, anda nomás, ya estás sano". Esta frase no solo ofreció consuelo a la familia, sino que también se convirtió en un símbolo de fe y perseverancia. Desde ese día, Thiago comenzó a ser conocido como "Milagrito", aunque aún enfrenta desafíos derivados de su enfermedad, como ciertos problemas relacionados con el autismo.
Para Pedro y Rosana, la gratitud por el regalo de tener a su hijo vivo supera cualquier dificultad actual. En honor al legado del Papa Francisco, asistieron a una misa tras su fallecimiento, demostrando su respeto y agradecimiento. Recordaron cómo el líder espiritual inspiró a millones a luchar hasta el último momento, incluso frente a las adversidades más grandes.
La memoria del Papa Francisco vive en cada corazón que él tocó. Para esta familia peruana, su intervención divina sigue siendo una fuente inagotable de fe y fortaleza. A pesar de las secuelas que Thiago enfrenta, su sonrisa es un testimonio viviente del poder de la esperanza y la bondad que el Papa Francisco representó en su vida.