Desde su conversión en banco hace una década, la institución ha crecido exponencialmente, expandiendo su red de oficinas y ofreciendo productos financieros adaptados a las necesidades de sus clientes.
La historia del Banco Mundo Mujer comienza mucho antes de su transformación en banco oficial. Fundada tras el terremoto de Popayán en 1983, inicialmente operó como una microcrediticia enfocada en brindar oportunidades económicas a personas de bajos ingresos. A lo largo de los años, esta misión se amplió significativamente, llegando hoy a abarcar más de 690 municipios en 22 departamentos colombianos.
Este crecimiento no solo refleja una expansión geográfica, sino también una evolución en la oferta de productos y servicios. La adaptabilidad del modelo de negocio permitió al banco mantenerse competitivo incluso en zonas remotas, donde otras instituciones financieras tradicionales no han podido penetrar. Su éxito radica en un enfoque personalizado que entiende las realidades locales y las capacidades reales de sus clientes.
Entre los productos más destacados del banco se encuentran los CDT (Certificados de Depósito a Término), que han alcanzado casi $2 billones en activos. Estos instrumentos son fundamentales para financiar gran parte de la cartera de crédito del banco, cuya suma total supera los $2,7 billones. Dentro de esta cifra, $2,1 billones corresponden específicamente a microcréditos, mientras que el resto se distribuye entre préstamos comerciales y de consumo.
El ticket promedio de estos créditos revela interesantes diferencias: en créditos de consumo, este monto asciende a $3,36 millones, mientras que en microcréditos es de aproximadamente $5,25 millones. Esta diversificación permite al banco cubrir un rango amplio de necesidades financieras, desde pequeños negocios hasta empleados formales buscando soluciones inmediatas.
Los últimos dos años han sido particularmente desafiantes para el sector financiero, y el Banco Mundo Mujer no ha sido ajeno a estas dificultades. El crecimiento del crédito experimentó una desaceleración notable, acompañada por un aumento en la cartera vencida, que llegó a superar el 7% en algunos momentos críticos. Sin embargo, gracias a estrategias internas de mejora continua, la entidad ha logrado reducir esta cifra a niveles cercanos al 6,46% en marzo de este año.
Estos avances no solo representan una recuperación financiera, sino también un fortalecimiento de la posición competitiva del banco. Según José Vicente Velasco, presidente de la entidad, este mejoramiento operativo les permitirá proyectar una utilidad similar a la del año anterior, estimada en $38.000 millones para el cierre de 2025.
Uno de los principales desafíos actuales para el banco reside en la regulación sobre tasas de usura. Las limitaciones impuestas pueden afectar negativamente la capacidad de competencia en ciertos segmentos de mercado, especialmente aquellos relacionados con microcréditos. Según Velasco, es crucial mantener un margen adecuado que permita tanto a la institución como a otros actores del sector continuar ofreciendo servicios sin excluir a importantes grupos de población.
Además, la volatilidad política internacional y eventos globales generan incertidumbre adicional. En este sentido, el banco busca equilibrar sus operaciones para minimizar riesgos y maximizar beneficios, siempre manteniendo un compromiso con la sostenibilidad financiera y social.
El Banco Mundo Mujer está a la vanguardia en términos de innovación tecnológica. Proyectos como el piloto "Dos por tres" demuestran su capacidad para implementar soluciones digitales que facilitan el acceso a créditos ágiles a través de dispositivos móviles. Este tipo de iniciativas no solo optimiza procesos internos, sino que también mejora la experiencia del cliente final.
Por otro lado, el banco ha adoptado prácticas sostenibles que van más allá de lo financiero. En 2022, logró certificarse como carbono neutro, consolidándose como una de las pocas instituciones financieras en Colombia con esta distinción. Además, su programa de educación financiera recibió la máxima calificación por parte de la Superintendencia Financiera, destacando su compromiso con el desarrollo integral de la comunidad.