En los últimos días, el mundo del tenis ha sido sacudido por un incidente que involucra a la jugadora británica Emma Raducanu. Durante su partido en Dubái, Raducanu decidió detenerse al ver a un hombre que la había acosado previamente en las gradas. Este evento ha revivido historias similares de acoso en el deporte, como la contada por el exjugador español Álex Corretja. Corretja compartió una experiencia personal con un seguidor obsesivo y destacó la importancia de tomar medidas preventivas ante situaciones potencialmente peligrosas.
Corretja relató cómo se encontró con un aficionado que mostraba signos de obsesión. Aunque inicialmente no le dio mucha importancia, la situación cambió tras el ataque a Mónica Seles. El exjugador describió cómo este seguidor aparecía en todos sus partidos y en su hotel, enviándole cartas y fotos para que firmara. La preocupación creció cuando comenzó a sentir miedo por la seguridad personal, especialmente en un deporte individual donde cada atleta está más expuesto.
El exjugador español explicó que, aunque nunca llegó a mayores, la situación lo inquietaba. Corretja subrayó la vulnerabilidad que sienten los atletas individuales frente a estos episodios. "Cuando vas con un equipo, te sientes más protegido, pero en un deporte individual, cada uno va solo," dijo. Además, recordó cómo el incidente con Seles cambió su perspectiva sobre la gravedad de tener seguidores obsesivos. Antes del ataque, no veía estas situaciones como peligrosas, pero después comprendió la importancia de estar alerta y tomar precauciones.
El caso de Raducanu ha reavivado debates sobre la seguridad de los atletas y la necesidad de denunciar cualquier comportamiento sospechoso. Corretja aplaudió la decisión de Raducanu de interrumpir el partido para evitar riesgos. Esta acción resalta la importancia de reconocer cuándo un seguidor sobrepasa ciertos límites y actuar en consecuencia. La atención mediática generada por este incidente puede ayudar a prevenir futuros casos de acoso en el deporte.
Corretja enfatizó que si un atleta siente que alguien está actuando de manera extraña o obsesiva, es crucial informar de inmediato a las autoridades competentes. "No sé si lo que viví fue acoso o no, pero si era algo de obsesión," reflexionó. Su experiencia subraya la necesidad de establecer protocolos claros para manejar estas situaciones y garantizar la seguridad de los atletas. En un entorno donde la exposición pública es alta, la prevención y la concienciación son fundamentales para proteger tanto a los jugadores como a los espectadores.