En un viaje épico lleno de desafíos logísticos y emociones intensas, el equipo del Gran Canaria ha recorrido medio continente europeo en su búsqueda por levantar nuevamente el trofeo de la Eurocup. Lo que parecía una misión imposible se convirtió en realidad gracias a jugadas memorables y decisiones estratégicas clave. Desde partidos dramáticos hasta largas horas de vuelo y traslados inesperados, este equipo ha demostrado no solo su talento en la cancha, sino también su capacidad para adaptarse a circunstancias extremas.
Todo comenzó con un inesperado triunfo frente al Bahcesehir el 28 de marzo, cuando un triple decisivo de Homesley puso el marcador en 69-68, revirtiendo así lo que parecía ser una derrota segura. Este resultado abrió las puertas hacia una serie de semifinales cargadas de incertidumbre. El equipo tuvo poco tiempo para descansar antes de enfrentar al Unicaja, otro encuentro donde la victoria llegó en los últimos segundos gracias a una bandeja agónica de Albicy. Con apenas horas de reposo, el equipo volvió a tomar rumbo hacia Estambul, haciendo escala en Valencia debido a la complejidad geográfica de su ubicación insular.
Tras tres noches en Turquía, el Gran Canaria continuó su periplo hacia Bilbao para enfrentar a otro rival importante. En lugar de regresar brevemente a casa, optaron por pasar tres días adicionales en el País Vasco antes de dirigirse directamente hacia Bulgaria mediante un vuelo chárter contratado específicamente para evitar complicaciones mayores. Este movimiento estratégico evitó un largo trayecto terrestre desde Grecia que hubiera reducido significativamente su tiempo de preparación.
Una vez en tierras búlgaras, el equipo enfrentó nuevas pruebas mientras se preparaba para medirse contra el Hapoel Tel Aviv, un oponente que ya había dejado huella en fases anteriores con victorias contundentes. A pesar de todo, el espíritu competitivo del equipo permanece intacto, alimentado por la pasión de sus miembros y su determinación por alcanzar la gloria.
Después de nueve noches lejos de casa y más de 100 mil kilómetros acumulados en viajes durante esta temporada, el Gran Canaria está listo para escribir el próximo capítulo de su historia. Este equipo demuestra que el éxito no solo depende del talento deportivo, sino también de la capacidad para superar obstáculos inesperados.
Con cada desafío superado, el Gran Canaria sigue redefiniendo lo que significa luchar por un título. Su odisea europea es un testimonio vivo de sacrificio, resiliencia y amor por el juego. Mientras se acerca el momento culminante de la final, queda claro que este equipo no solo juega para ganar, sino también para inspirar a todos aquellos que siguen su camino. Cada kilómetro recorrido, cada partido disputado y cada segundo dedicado a la preparación reflejan un compromiso indiscutible con sus sueños colectivos.
