En los últimos años, España ha consolidado su posición como líder en la instalación de energía solar fotovoltaica. Sin embargo, a pesar del entusiasmo inicial y el crecimiento exponencial de proyectos, el panorama actual está marcado por incertidumbres económicas y regulatorias. Más de mil iniciativas están listas para comenzar su construcción, pero muchos promotores enfrentan desafíos significativos que podrían impedirles alcanzar sus objetivos. Factores como la caída de precios, la litigiosidad ambiental y la falta de claridad regulatoria han creado un ambiente de inseguridad que afecta tanto a inversionistas como a desarrolladores.
El año 2024 fue clave para el sector, con el gobierno autorizando la construcción de más de 22.326 MW fotovoltaicos. Este número representa apenas una fracción de los ambiciosos 115.000 MW que buscan conectarse al sistema nacional. Según Salvador Carrillo, socio cofundador de Alter 5, esta expansión masiva ha generado una "tormenta perfecta". La oferta excesiva ha provocado una disminución drástica en los precios de la energía, especialmente durante las horas centrales del día, cuando la producción solar es máxima. Esto ha llevado a una reducción significativa en los contratos de compraventa de energía (PPA), afectando directamente la rentabilidad de los proyectos.
Además, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) ha señalado que España experimenta fenómenos inéditos, como horas con precios negativos en el mercado eléctrico. Esta situación genera beneficios para los consumidores, pero plantea serios problemas para los inversores. Las empresas internacionales también se ven afectadas, ya que algunos proyectos no cumplen con los hitos regulatorios establecidos y enfrentan la pérdida de millones de euros en inversiones.
La financiación es otro aspecto crítico. Obtener crédito requiere contar con un PPA sólido, pero los bajos precios actuales dificultan negociar acuerdos rentables. Como resultado, bancos reducen su apalancamiento financiero, pasando de 550.000 euros por MW en 2021 a apenas 300.000 euros en la actualidad. Esta situación ha impactado incluso a gigantes renovables, quienes ven cómo sus proyectos pierden valor en el mercado de capitales.
No obstante, algunos expertos ven oportunidades en medio de la crisis. Ramón Vázquez, socio de Fieldfisher, señala que este es un buen momento para adquirir proyectos a bajo costo. Aunque el presente sea desafiante, las perspectivas a largo plazo son optimistas para aquellos que logren superar los obstáculos actuales. Sin embargo, la incertidumbre regulatoria sigue siendo una preocupación central, especialmente en relación con las consecuencias de no cumplir con los plazos legales.
Finalmente, España enfrenta el reto de equilibrar su competitividad energética con la necesidad de garantizar retornos justos para los inversores. Si bien la energía solar sigue siendo una apuesta estratégica, será crucial abordar cuellos de botella regulatorios y operativos para asegurar un desarrollo sostenible del sector. En este contexto, solo los proyectos mejor gestionados sobrevivirán, destacándose como ejemplos de resiliencia y adaptabilidad en un mercado en constante transformación.