En Vietnam, la atención hacia los niños con trastornos del espectro autista (TEA) está ganando relevancia. Según datos oficiales, cerca de un millón de personas en el país tienen autismo, representando una parte significativa de la población con discapacidades. A pesar de este número creciente, el sistema educativo aún enfrenta desafíos para proporcionar infraestructuras adecuadas y programas especializados. En una entrevista organizada por el periódico Nhan Dan, destacados expertos discutieron las necesidades educativas de estos niños y las barreras que enfrentan tanto ellos como sus familias.
En una tarde soleada de marzo en Hanoi, el exdirector del Departamento de Niños del Ministerio de Trabajo, Inválidos y Asuntos Sociales, Sr. Dang Hoa Nam, compartió preocupaciones sobre el futuro de los niños autistas en Vietnam. Los números son alarmantes: aproximadamente 6.2 millones de personas con discapacidad existen en el país, de las cuales alrededor de un millón padecen autismo. Este problema ha aumentado considerablemente en los últimos quince años, especialmente entre 2000 y 2007, donde se registró un incremento de hasta 50 veces.
Aunque existe cierta conciencia pública sobre el tema, el sistema educativo público no cuenta con escuelas especializadas ni integradas diseñadas exclusivamente para niños con TEA. Muchos padres encuentran difícil aceptar que sus hijos no sean admitidos en escuelas regulares debido a las limitaciones en recursos y preparación. La Dra. Dinh Nguyen Trang Thu explicó que la inclusión depende de varios factores, variando según cada niño. Algunos logran mejorar su comunicación social y emocional, mientras otros enfrentan dificultades continuas.
Países desarrollados han adoptado tres modelos educativos: inclusivo, semiinclusivo y especializado, adaptándose a diferentes niveles de discapacidad. Para avanzar, el gobierno vietnamita ha aprobado planes estratégicos hasta 2030, incluyendo la construcción de centros educativos especializados y la promoción de la educación inclusiva en todas las provincias. Además, nuevas regulaciones permiten que escuelas especializadas colaboren con instituciones regulares para facilitar la integración de estudiantes autistas.
Otro aspecto crucial es la salud mental de estos niños, particularmente durante la pubertad. El acoso escolar es una realidad frecuente para muchos estudiantes autistas, lo que genera estrés y depresión severa. La Sra. Phan Thi Lan Huong, directora del Centro de Investigación de los Derechos del Niño, enfatizó la urgente necesidad de servicios psicológicos especializados para abordar estas problemáticas.
Como periodista cubriendo esta problemática, queda claro que la educación inclusiva no solo implica abrir puertas, sino también ofrecer apoyo integral tanto académico como emocional. El desarrollo de políticas públicas efectivas es fundamental para garantizar que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad. Es necesario un cambio cultural profundo donde padres, maestros y comunidades comprendan mejor las necesidades de los niños con autismo, reconociendo que su bienestar emocional es tan importante como su progreso académico. Con esfuerzo conjunto, Vietnam puede construir un sistema educativo más equitativo y comprensivo.