
Desde el cambio de formato en 2016-17, ningún equipo que haya liderado la fase regular ha logrado mantener su dominio hasta el título final. A pesar de avanzar a la Final Four, los líderes han tropezado ante rivales que aprovechan las semifinales y finales a un solo partido. Este fenómeno ha generado teorías sobre una supuesta “maldición” que afecta al mejor equipo del año regular, enfrentándose a presiones únicas en una competición tan equilibrada. Ahora, con el Olympiacos como líder esta temporada, surge la pregunta: ¿podrá romper este ciclo histórico?
El historial reciente muestra cómo equipos que concluyeron primero en la fase regular sucumbieron frente a oponentes menos favorecidos pero con mayor impulso en momentos decisivos. Desde derrotas ajustadas hasta sorpresivas remontadas, cada edición ha confirmado la dificultad de mantener el nivel desde octubre hasta mayo en una liga donde cualquier detalle marca la diferencia.
Un Patrón Histórico: El Peso de la Regularidad
Desde la implementación del nuevo formato hace siete ediciones, ningún campeón ha emergido del primer puesto de la fase regular. Este patrón se repite año tras año, generando debates sobre si el liderazgo es más una carga que una ventaja. Equipos como el Real Madrid, Fenerbahçe y Barcelona han experimentado esta frustración, incluso cuando mostraron claras superioridades durante meses.
Este fenómeno tiene raíces en varios factores. En primer lugar, la exigencia física y mental de mantenerse consistente durante nueve meses puede agotar a los mejores equipos justo antes de la Final Four. Además, el formato competitivo de eliminatorias directas premia a quienes encuentran su mejor versión en el momento adecuado, independientemente de su rendimiento previo. Como ejemplo, el Anadolu Efes conquistó títulos en años donde no lideró la tabla, demostrando que la fortaleza en abril y mayo puede ser más crucial que la acumulada en octubre o noviembre.
Analizando casos específicos, destaca el Real Madrid de 2023, quien cayó frente al Olympiacos pese a haber sido tercero en la fase regular. Similar situación ocurrió con el Barcelona en temporadas anteriores, donde terminaron primero pero no pudieron imponerse ante rivales que encontraron su mejor juego en instancias definitorias. Estos ejemplos refuerzan la idea de que la clave no está en el liderazgo inicial, sino en la capacidad de adaptarse a situaciones críticas bajo presión.
El Caso Actual: El Olympiacos Frente a la Historia
Con el Olympiacos asegurando el primer lugar esta temporada, todas las miradas están puestas en si podrán superar el obstáculo histórico que ha frenado a otros líderes. Bajo la dirección de Bartzokas, el equipo griego ha mostrado solidez, aunque también ha enfrentado críticas por desempeños irregulares en partidos clave frente a rivales directos como el Estrella Roja y AS Mónaco.
Estos tropiezos levantaron dudas sobre sus verdaderas intenciones en la búsqueda del liderazgo. Sin embargo, su posición estratégica les permite evitar enfrentamientos prematuros contra otros gigantes como Fenerbahçe y Panathinaikos, dejando abierta la posibilidad de conservar energías para el momento decisivo. Además, contar con figuras como Fournier y Vezenkov ofrece garantías ofensivas que pueden marcar la diferencia en duelos cerrados.
En contraste, rivales potenciales como el Real Madrid y Anadolu Efes llegan con dinámicas ascendentes, lo que complica aún más las aspiraciones del Olympiacos. Recordemos que en el pasado, equipos que no lideraron la fase regular lograron levantar el trofeo gracias a su capacidad de reacción en momentos cruciales. Por ello, la clave estará en cómo el Olympiacos maneje la presión de romper con el estigma mientras mantiene su nivel competitivo ante adversarios hambrientos por el título.
