En un contexto educativo cada vez más diverso, la atención a los niños con altas capacidades intelectuales se ha convertido en un desafío significativo para las familias y el sistema educativo español. A pesar de que la nueva Ley de Educación (Lomloe) reconoce la necesidad de una atención diferenciada para estos estudiantes, muchos siguen enfrentando obstáculos importantes. La falta de detección temprana y recursos adecuados ha llevado a problemas emocionales y académicos graves en algunos casos. Este artículo explora las dificultades y avances en la atención a este grupo de estudiantes.
En un entorno escolar tradicional, los niños con altas capacidades intelectuales pueden sentirse abrumados o aburridos, lo que a menudo se traduce en comportamientos disruptivos o síntomas emocionales intensos. En Madrid, Marta y Rosalía, dos madres activistas, han luchado incansablemente para que sus hijos reciban la atención que necesitan. Según ellas, la identificación temprana es crucial para evitar consecuencias negativas en la salud mental y el rendimiento académico de los niños. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta detección no llega a tiempo debido a la falta de formación y recursos en los centros educativos.
Ruth, madre de Cantabria, relata cómo su hijo experimentó episodios de depresión antes de ser diagnosticado con altas capacidades a los nueve años. El diagnóstico tardío tuvo un impacto profundo en la vida del niño, quien finalmente mejoró gracias a un programa de enriquecimiento implementado por su colegio. Por otro lado, Rocío, de Bilbao, compartió una historia similar con su hija, quien llegó a experimentar pensamientos suicidas antes de ser reconocida oficialmente como una alumna con altas capacidades.
Los especialistas destacan que la falta de atención adecuada puede tener consecuencias duraderas en el bienestar emocional y académico de estos niños. Carmen Sanz Chacón, psicóloga y directora de la Fundación El Mundo del Superdotado, subraya que “un niño muy inteligente necesita apoyo, pero esto es algo que históricamente ha sido ignorado”. Los expertos coinciden en que sin la intervención adecuada, estos niños pueden pasar por primaria sin esforzarse y luego fracasar en secundaria porque nunca aprendieron a estudiar correctamente.
A pesar de los desafíos, existen iniciativas prometedoras que buscan mejorar la situación. Rafael Dávila López, educador social y orientador en Madrid, señala que la sobrecarga de trabajo y la falta de formación son barreras importantes para la detección y atención de los niños con altas capacidades. No obstante, la Universidad de Zaragoza, junto con la Caja Rural de Teruel, ha lanzado una cátedra que ofrece formación gratuita a docentes, lo que ha generado interés entre 1.600 profesores en tan solo un año.
Además, algunas comunidades autónomas están implementando programas innovadores. Asturias, por ejemplo, ha puesto en marcha una estrategia de cribado en primero de primaria que ha aumentado significativamente la tasa de detección, especialmente entre niñas, quienes tienden a pasar desapercibidas debido a su adaptabilidad. Esta iniciativa también incluye la formación continua de la comunidad educativa y la ampliación curricular para enriquecer el aprendizaje de estos estudiantes.
Desde una perspectiva periodística, es evidente que la atención a los niños con altas capacidades sigue siendo un tema crítico en el sistema educativo español. Aunque hay avances significativos, aún queda mucho por hacer en términos de formación y recursos. Las historias de Marta, Ruth y Rocío nos recuerdan la importancia de una intervención temprana y adecuada para garantizar que estos niños puedan desarrollar todo su potencial sin comprometer su bienestar emocional. Es fundamental que tanto las autoridades educativas como la sociedad en general reconozcan la urgencia de esta cuestión y trabajen juntos para brindar un futuro mejor a estos jóvenes talentos.